martes, 24 de noviembre de 2009

Reforma o Abstención


! Inaudito ! ! Español y Progresista !


Hace muchos años un gag de Els Joglars causó cierto revuelo en España cuando en uno de aquellos pifostios de los que montaba Boadella se le ocurrió proclamar aquello de la "catalínisima España". ( Disculpen pero de nuevo no he encontrado referencia en la red eclipsada por La Moreneta show) Hoy en día tamaña afrenta suena inocente e inofensiva pero en su día fue objeto de una agria polémica por atreverse sólo a insinuar la catalanidad de nuestra sacra patria española.

Pero aquella broma de Boadella tenía mas enjundia de lo que a simple vista podía parecer. El nacionalismo catalán tradicionalmente no se ha limitado a tener ambiciones pagesas sino que entroncaba con un reformismo y un federalismo que tenía una escala mayor que la masía de Casa Tarradellas. Por resumir algo mal y rápido, su visión política iba más alla de la independencia de Cataluña sino que tenía como ambición mayor la democratización del país y la emancipación de los pueblos de España frente a un poder central autoritario. Esta es una visión que se ha quedado en gran parte obsoleta debido a la democratización del país, los avances en el Estado de las autonomías y por qué no decirlo la falta de ansiedades emancipatorias en otras regiones de España.

Esto por supuesto no quiere decir que no exista un movimiento indepentista nacionalista catalán que lo hay pero se debe puntualizar que coexistía con facciones con una componente más ideológica y no necesariamente geográfica. Estar en contra de Madrid no se fundaba en razones territoriales victimistas sino porque como centro de Poder a través de sucesivas monarquías y dictaduras, Madrid y sus delegaciones territoriales suprimían con entusiasmo libertades individuales y colectivas de Cataluña pero también de otros muchos pueblos. (Quién quiera tener una muy particular visión histórica de la evolución de estos desencuentros le recomiendo encarecidamente el libro "Barcelona rebelde" de Guillem Martínez. ) Por supuesto también había reivindicaciones relativas agravios fiscales pero aquellos ya conformaban un nacionalismo más abuguesado y desideologizado.

Del inminente climax "Estatut" de desafecto que vive hoy en día Cataluña con el Estado y con el resto de España, es posible que cierta Derecha mediática tenga mucho que ver , pero el Nacionalismo Catalán debería también entonar su mea culpa por haber protagonizado cierta huida hacia adelante. La cual no dudo que pueda ser legítima en sus objetivos finales pero igual de legítimo es el rechazo o indiferencia que despierta en el resto de partidos, instituciones y el Estado. Y de esos polvos, estos lodos.

Y da pena. Considero que Cataluña como cualquier otra Nación ( en Preambulo), Nacionalidad, Comunidad Autónoma o Región (Sírvanse ustedes) puede impulsar la modernización del Estado español pero debe dejarse de mirar el ombligo y tender lazos con otras fuerzas políticas con intereses comunes que tanto por la Izquierda como por la Derecha funcionan a nivel nacional. Es público y notorio que si cada Comunidad Autónoma generara su CiU/PNV/CC/ERC/BNG/NABAI , nuestro país sería ya técnicamente ingobernable. Que el Congreso deje ser un foro del "patio de mi casa" debería ser una prioridad absoluta en nuestra agenda nacional.

Y todo esto nos lleva a una cuestión que hace bién poco Alacantí subrayaba: el destierro y olvido de la tradición reformista-liberal con una visión política nacional. Aquellos alzamientos liberales del Siglo XIX han quedado sepultados como un exotismo de gente vestida de forma extraña. Cómo bién señala Guillem Martínez en el citado libro, en la historia de España parece que existe un paréntesis que va casi desde la heroica Guerra de Independencia a la Guerra Civil. Toda una tradición de pensamiento liberal que se tradujo en alzamientos de marcado carácter progresista y federalista han quedado arrinconados en un espectro político monopolizado por 2 partidos que se definen más por su antagónismos, y por unos nacionalismos-antinacionalismos fragmentados e intelectualmente muy empobrecidos. La Izquierda no los reivindica por su carácter premarxista, los nacionalistas los ignoran por no ser abiertamente anti-españolistas y la Derecha simplemente los ignora o se apropia de sus elementos más tempranos y folkloricos: la Pepa, el 2 de Mayo, etc...

En fin, que a unos cuantos nos gustaría que esos Prim, ODonells y Esparteros significarán algo más que anacronismos en los callejeros de nuestras ciudades. Si les pusimos hasta calles debió ser por algo.

PS: UPD podría apuntar maneras de avanzar en cierta dirección pero su rechazo frontal de los nacionalismos lo convierte en otra cosa...

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo apostaría por abrir el melón del reformismo constitucional e institucional en todos los aspectos que afectan al funcionamiento de esta nuestra comunidad.

Parece claro que la cosa autonómica, por muy voluntarista que fuera, o por muy fruto del pacto –de máximos o de mínimos, no lo tengo claro- que resultara, no funciona.

Por razones múltiples, pero fundamentalmente porque el nivel de crédito de los dos partidos mayoritarios es ya prácticamente nulo. Los dos se ven envueltos en la defensa e interpretación de un sistema que no les resulta cómodo. Al PP por exceso y al PSOE porque le genera unas dificultades internas que le complican la existencia de mala manera.

Hemos montado un sistema que, para entendernos, no es ni chicha ni llimonà. Federalista en el fondo y diría que en la intención –aunque eso es más cuestionable-, pero centralista en el espíritu y en las instituciones –véase la eterna promesa sobre la reforma del senado.

El reformismo debería ir más allá del modelo territorial y las instituciones que lo sustentan. Estoy pensando en el papel y la forma de los partidos políticos –financiación, democracia interna, etc-, en la reforma de la administración local, del poder judicial, de los órganos de concertación entre la Administración Central del Estado y las CCAA, en el de las garantías democráticas, en el funcionamiento de los servicios públicos –y el ámbito y alcance de esos servicios-. En fin, estoy pensando en una especie de Partido Revolucionario Institucional –la gran paradoja- a la española. ;)

Vaya que creo que las instituciones de la transición pueden servir, pero necesitan grandes ajustes para garantizar la supervivencia de la cosa pública en España.

A mí UPD se me queda en un quiero y no puedo. La personalidad de Rosa Díez no me va. En definitiva, creo que lo suyo es más un buen sentido de la oportunidad que un proyecto político. Pero yo siempre me equivoco con estas cosas.

Mycroft dijo...

Ay, alacantí, pida usted un cambio radical, una revolución sangrienta, un golpe, lo que quiera, pero las reformas que pide son inviables.

Porque un partido con su aparato, su financiación, sus cuadros, no va a consentir reformarse a si mismo para acabar borrando su dni actual, igual que un partido que ha ganado unas elecciones no reformara una ley electoral que le beneficia, ni las administraciones periféricas están interesadas en reformar o dejar que se reforme un sistema incrementalista de adolescente administrativo (papa estado, la paga, que estoy en bancarrota).

Yo abogaba por profundizar el sentido federal de estado, el adoptar ese modelo de forma explícita para intentar crear así el budestrust, la lealtad, la transacción y negociación leal, racional y no incrementalista a partir de la reforma institucional. Usted lo llamó "órganos de concertación entre la Administración Central del Estado y las CCAA". La conferencia de Presidente y esas cosas.

He renunciado. Existe un poder enorme, el de la inercia, que nos conduce a una larga y lánguida decadencia neocanovista que puede durar décadas.

Anónimo dijo...

Volvemos a estar en desacuerdo.

Los cambios no provendrán de desiertos remotos ni de montañas lejanas, sino del interior del propio sistema, en uno o en otro sentido.

Desde ese punto de vista, cualquier cambio es posible. Y no sería la primera vez que el estado se hace el harakiri.

Mycroft dijo...

Por favor, ese "harakiri" del sistema ha venido dado siempre cuando el desgaste del propio sistema lo ha erosionado tanto, que lo ha vuelto virtualmente inoperativo.

Si se refiere a suárez, la reforma vino impuesta por el nuevo caudillo (Juanca) para como afirma cercas, consolidar la monarquia (su negocio a fin de cuentas) por via de ligarla a la democracia.

Subestima usted la capacidad del sistema de perpetuarse a si mismo incluso a través de la herramienta del "cambio".

Mycroft dijo...

Dicho de otro modo, hace 15 años que se habla de la reforma del senado. El Presidente del senado clama por la reforma del senado. El senado solo cobrará sentido como órgano de transacción de las diversas voluntades políticas territoriales.

¿Es una prioridad para los partidos? No

Pueden pasar 15 años más. Tranquilamente. O efectuar una reforma cosmética y gatopardiana.

Hoy en día la constitución es rígida no solo por el consenso inicial o los mecanismos de reforma. Es rígida porque los actores políticos, incluso los que aparentemente no lo son, son rígidos.

Y en todo caso, de darse una reforma, las fuerzas resistentes se encargarían de desvirtuarla hasta que las intenciones (buenas) no se parecieran a los resultados. A todos los que están en el juego, les gustan las reglas de juego que conocen, antes que las promesas de limpieza de una nueva reglamentación, más allá de las pataletas justificadas por el tongo electoral.

Anónimo dijo...

jajajaja!

Los hilos invisibles, el pueblo en manos de los poderes fácticos y aquí paz y después gloria.

Total que los españoles no tuvieron nada que ver con la transición, sólo fueron espectadores de los cambios, ningún protagonismo. Ni los portugueses, ni los bolcheviques, ni los argelinos, ni la burguesía francesa.

Vamos a ser serios, creo que confunde usted el poder con la plenipotencia.

Es una buena forma de que a todos nos luzca el pelo y evitemos cualquier esperanza de cambio.

Mycroft dijo...

Un momento, un momento. Aquí, menos cuatro gatos del PC, nadie luchó por la democracia.

La actitud de espantada cautela fue la mayoritaria. La constitución se cocinó en un pacto entre franquistas y nuevos arribistas politicos, y nos la pusieron, como el Estatut sangrante del 143, para votar en bloque, "o esto o nada" todo en un pack (monarquía incluída).

En ese sentido, era una falsa elección de las que denuncia Zizek, un "o lo cocinado, o el abismo", la anarquía, el vacío o la incertidumbre. No es una elección si solo hay una opción, si se sugiere desde el principio cual es la respuesta única, políticamente correcta.

Me temo que soy un poco cínico al respecto. Esto no fue como en Portugal, una ruptura. Estoy leyendo a Cercas. El 23-F, hasta que el rey no salió, todos en casa callados como putas. Ni un partido (que era más gente que los diputados retenidos, ni un organismo, y muy pocos medios) sindicato, patronal, conferencia episcopal o asociación de vecinos, se mojaron, salieron a la calle, buscaron pronunciarse en las primeras (y, lo admito, confusas) horas.

Mycroft dijo...

De hecho, no sería baladí relacionar corrupción, con pasividad de las clases medias, despolitización, conformismo.

Se trata en cierto modo de un cul de sac: Solo puede cambiarse el sistema participando en él activamente. cuando se pasa a formar parte del sistema, se interiorizan sus reglas, cuya observancia marcan las pautas cotidianas de los actores políticos. Mediante la dinámica se asume la forma, y la forma acaba determinando el fondo.

Los "radicales" (auténticos críticos del sistema, reformistas insobornables que se complacen en su "no venderse" a costa de ser marginados definitivamente, tal vez eso buscan conscientemente) se quedan a las afueras de las esferas de poder, cargados de razones pero sin influencia real. Resulta tremendamente difícil escapar a esto.

No digo que las reformas sean imposibles. Digo que son difíciles y se enfrentan a inercias que las "aguan", que las adaptan al viejo quehacer cotidiano, que las utilizan como arma de perpetuarse. Cambiar la forma y mantener la cultura política intacta puede ser una manera de no cambiar nada, en la medida en que las clases políticas del viejo orden sean las que diseñen el nuevo.

Que duda cabe que las instituciones contribuyen a cambiar la cultura política. Pero en España algunos vicios parecen resistir tenazmente el paso de las dñécadas, de los régimenes, de las constituciones, de los períodos históricos, y de las personas. casi parecen una cuestión de idiosincrasia irresuluble.

Anónimo dijo...

Vaya, yo que pensaba que la voluntad de cambio de los españoles había permitido que el proyecto llegara a buen puerto. También su infinita paciencia y su sentido de la responsabilidad -aceptando, por ejemplo, la monarquía parlamentaria como mal menor.

No sé si le entiendo, pero, en definitiva, ¿sólo el PC luchó por la democracia? Así pues, obviemos la resopnsabilidad de todos y cada uno de los que hicieron de la disidencia y la contestación su modo de vida durante 40 años.

En fin.

Mycroft dijo...

Con lo de cuatro gatos del PC me referia a que la lucha interna fue de una inmensa minoria. Ya fueran o no del PC.

En cuanto a la paciencia, ¿cuál es la barrera que la separa de la pasividad, el miedo, el conformismo? ¿Tuvieron una elección real en sus manos entre monarquía parlamentaria, y cualquier otra cosa, o fue un proyecto de las élites políticas que había que aprobar si o si bajo amenaza de guerra civil?

¿Se ha hecho un referendum desde el pacto inicial, para que las nuevas generaciones lo refrenden?

¿A qué responde, a la postre esa "voluntad de cambio" frente a la fuerza más formidable del deseo de no "agitar la cosa"?

Si hoy hubo que hacer una ley de memoria histprica, es porque antes hubo desmemoria historica, si hoy hay que reformar el senado es porque nación inútil el pobre, si hoy carecemos de mecanismos federales efectivos de coordinación, es porque no supimos dotarnos de ellos.

Basta ya de sacralizar el pacto de la transición en nombre de esta desfallecida democracia lánguida y prematuramente envejecida. aquello fue un cqambalache entre los empresarios de los verdugos y los de las victimas para poder seguir haciendo negocio muerto el enano. No fue una idílica refundación democrática, no fueron "héroes de la retirada" como los llamó Enzensberger. Fue un regateo sucio, tal vez necesario, imperfecto y marrullero entre pillos, oportunistas, y viejos activistas cansados y con ganas de acabar de una vez, frente a la mirada timorata cuando no propiamente disgustada de la mayoría pasiva que estaba tan hastiada como ahora de sus políticos, y que solo era un poco más ingenua frente a las posibilidades del cambio, pero no frente a sus obradores.

Todos esos luchadores clandestinos recibieron bien a las claras un mensaje de la sociedad con el primer triunfo electoral de UCD. Y si el país enteró acabó votando socialista solo fue porque estos se anticiparon a la tercera vía, y aprovecharon la debacle de UCD para ocupar su lugar de centroderecha, más reaccionarios incluso en según que temas que suarez (que dijo no a la OTAN, legalizo el divorcio y a los comunistas, nada mal para un falangista de tercera, tecnócrata de misa y comunión, y camisa azul)

Si ese es su modelo de reforma, prefiero la suave decadencia mitigada por la necesidad de parecer europeos, formales, civilizados, mínimamente competentes a ojos de Bruselas. Aún consiguiendolo solo a medias.

Mycroft dijo...

Por cierto que yo no digo que no me gustaría un sistema político a la alemana.

Lo que digo es que lo veo crudo a medio plazo (10-15 años) a menos que otros factores acaben por volar el actual diseño por los aires (pienso en Italia, y en como el nuevo diseño tras Andreotti-Craxi y su Republica no fue tampoco una bicoca, y acabó siendo peor el remedio)

Lo que digo es que cada clase política determina la posibilidad de cambio de sistema politico, y esa clase politica viene determinada por la historia, la sociedad, los usos, las instituciones de un pueblo.

Me temo que la nuestra es bastante poco atrevida, bastante partidaria de la inercia. Tal vez es la que merecemos, tal vez no, pero es la que tenemos.

Anónimo dijo...

Me parece que confunde usted sacralización con posibilismo, desmemoria y conformismo con prudencia y realismo político. Además, le adjudica usted un pecado original a nuestro pacto constitucional que yo personalmente no veo, y le pone rabo y le huele a azufre todo lo que tiene que ver con la transición.
Tal como yo lo veo, los españoles demostraron estar a la altura de las circunstancias y pusieron de manifiesto que la democracia y la apertura no les venían grandes, sino muy al contrario.
Con todo, creo que podemos estar de acuerdo en que lo que sirvió entonces, poco a poco ha dejado de servir y que los vicios del sistema o eran imprevisibles o no fuimos capaces de entreverlos –usted me dirá que los poderes fácticos lo tenían todo pensado de antemano.
En cualquier caso, el pacto de la transición necesita una profunda revisión. Cómo se produzca esa revisión y cuándo se dará es otra historia.

Paolo2000 dijo...

Bravo por el debate. Yo en este asunto como en tantos otros tambien peco quizas de cinismo. Si que es verdad que el cambio politico o de regimen es factible pero esta visto que en la mayoria de los casos la accion popular es un resorte puntual que luego se abandona a las elites que profesionalizan la politica, en el mejor de los casos, o en el peor se enroscan autoritariamente en el poder para no abandonarlo nunca. Para mi la unica vacuna es mas sociedad civil, mayor particpacion ciudana y basta ya de desentendimiento d ela politica. Es la unica receta. todo lo demas es charla de bar futbolera en plan Todos los politicos son unos ladrones... Puede existir un cambio pero con el clima colectivo imperante y la inercia interesantidisma de los partidos es muy dificil avanzar...

Respecto a la transicion y su mitologia asociada, yo soy cada vez soy mas esceptico... No le resto valor a la maniobra tactica pero lo cierto es que finalmente se desvinculo bastante a las masas. Ante aquel Pack To be or not to be, se voto lo que se voto y entiendo que con toda la legitimidad pero entre definir la transicion o bien como una normalizacion/homologacion para la modernizacion socioeconomica de espanya pactada organicamente con el poder existente franquista y la de los espanyoles que como pueblo conquistan voluntariamente la democracia, estoy mas cercano a lo primero, aunque creo que efectivamente hay verdad en ambas...

El titulo de este post incluye una pista algo maliciosa. No creo que la abstencion sea la solucion. Podria servir para que fuerzas mucho mas cinicas ganaran no ya mayor peso espcifico sino mayorias absolutas pero lo que si creo es que la democracia no deberia limitarse a ir a votar puntualmente cada 2 anyos, agitar banderines en mitines cuando toque o haciendo autocritica, escribir en un blog... Los ciudadanos debemos volcarnos en la politica y exigir responsabilidades a nuestros politicos. Por que en otros paises un politico cuando miente se ve obligado a dimitir inmediatamente... Porque tienen miedo al electorado y los partidos se acojonan de faltarle al respeto... O los politicos tienen ese miedo amplificado a su gestion y a su comportamiento o estaremos jodidos...

El problema final es que frente al reformismo que aqui creo que todos avalamos se mezclan las putas banderas e identidades nacionales y dudo de que haya una masa critica que pueda catalizar esas reformas. trata tu de explicar una reforma compleja frente a un Viva Espanya, esta es una batalla muy jodida que ganar...

Mycroft dijo...

Creo que hay un malentendido. Yo no hablo de un total dirigismo planificado de los "poderes fácticos", aunque como apunto el papel de la sociedad civil y su fácil manipulación no me parece especialmente heroico.

De lo que hablo es que, además de que no se puede comparar ese "harakiri" que tanto elogia con el momento actual, porque ahora sería pasar de una democracia imperfecta, a una democracia más racional sobre la que, que yo sepa, no hay ni consenso, ni demanda ciudadana; cuando entonces era el paso de la "nada posfranquista" a la compnenda obligada (si, yo lo veo necesario).

De lo que hablo es de que lo que contribuye al cambio de la transición es un momento de crisis histórica, pero es ese momento de crisis histórica lo que condiciona su resultado: si, éramos estériles y hemos tenido heredero, pero es un deforme hijo bicameral de dos cabezas, un frankenstein intitucional tímidamente federal, que no se atreve a serlo.

No había más remedio, pero no hay ningún mérito en esa realpolitik de traiciones y textos ambiguos. El mérito es haber conseguido que el balón rodara, pero no el haber marcado ningún gol.

Ahora, sin esa disyuntiva de la patata caliente posfranquista con la momia aún caliente, no le entra a nadie mucha prisa por una reforma así en frío, que proporcione un entramado institucional teóricamente mejor, pero cuyas consecuencias (en ocasiones bastante tangenciales e imprevisibles) se nos escapan.

Todos piensan "más vale malo conocido". Todos hacen cálculos en función de la próxima encuesta. algunos berrean contra una ley electoral demencial solo porque los capa (les pica).

A la ciudadanía le importa una higa la institución, ellos quieren los resultados de las políticas cortoplacistas, las promesas, los recortes, el índice del paro, y el auribor...

Estoy con Paolo. La culpa de la corrupción es del ciudadano que no se implica. "Estás llamado a ser un dirigente" decía Brecht en su loa al estudio (recomendaba aprender a leer para preguntar ¿Y esto de qué se debe?). La pasividad a los asuntos públicos es la madre de los desmanes públicos. Los que no se interesan por la politica serán castigados, como dice el aforismo, a ser gobernados por los que si se interesan.

Anónimo dijo...

Pero no entiendo, ¿no eran sociedad civil las Comisiones Obreras? Y los concejales de los primeros ayuntamientos democráticos ¿no eran sociedad civil?

¿No era sociedad civil la que se manifestaba en Cataluña o en València pidiendo un Estatuto de Autonomía? ¿no fue sociedad civil la sociedad andaluza que votó el estatuto aún a pesar de las presiones de la derecha?

Hablan de mito o de sacralización, y yo hablo de protagonismo de la sociedad española.

Por otra parte, creo que el discurso sobre la inercia podrida de la política es muchas veces una excusa para la abstención de la que habla usted.

No será posible que el ciudadano participe en política si el sistema sigue amamantando a los partidos políticos como organizaciones cerradas y de espaldas a la sociedad. Yo hablo de la necesidad de un partido reformista desde el sistema y del sistema. Un partido así sólo lo será como organización abierta al ciudadano, participativa, deliberativa y de base. Y no es una utopía.

Mycroft dijo...

Me parece usted que anda errado. La sociedad civil tuvo chispazos inconexos.

La sociedad civil no era comisiones, ni los concejales, tiodavía tanteando el terreno, como siguiendo la táctica de entrismo en el sistema que tanto éxito tuvo para comisiones...

Era una masa que se dejaba hacer, que se mecía con las tranquilizadores palabras de Suárez (no se preocupen) y la sociedad civil fue la que, manipulada por Las Provincias, humilló a Albiñana, pasó olímpicamente del Plenari de Parlamentaris (nuestros representantes legítimos) y de sus proyectos, y emponzoñó el proceso estatutario. Lea usted a Cucó, y verá el papelón del pueblo valenciano.

La sociedad civil hacía lo que RTVE le dictaba, salvo cuatro locos de Fuerza Nueva, tres marxista-leninistas que no se habían despertado del mal sueño, y cuatro o cinco activistas que acabaron reciclados a menudo en reaccionarios.

Por otra parte, un partido reformista que llega al poder con un sistema, en cuanto toca sillón azul, empieza a ver el sistema con otros ojos. La reforma electoral que el laborismo inglés dijo querer, aún sigue pendiente, pues cuando empezaron a ganar elecciones, se dejaba "para el futuro".

Mycroft dijo...

¿Usted no percibe una diferencia entre reformar un sistema ilegítimo, denunciado internacionalmente (si bien con tibieza) y antidemocrático, y reformar una democracia decrépita pero legitimada?

Canovas y los suyos trataron de cambiar el sistema que ellos mismos crearon sin conseguirlo, interrumpidos por la tozuda realidad y la aritmética parlamentaria (ahora no, después, cuando seamos más fuertes en el partido, etc)

Si ya no había una vitalidad espectacular de la sociedad civil con el entusiasmo inicial del proyecto democrático, vaya ahora y diga que quiere cambiar una constitución que ya parece intocable...

Mire lo que dice Cercas de su sociedad civil el 23 F:

"apenas hubo un gesto de rechazo público al golpe en toda España hasta que ya de
madrugada el Rey compareció en televisión condenando el asalto al Congreso y se dio por
fracasada la intentona: salvo el jefe del gobierno provisional nombrado por el Rey,
Francisco Laína, o el presidente del gobierno autonómico catalán, Jordi Pujol, en la tarde
del 23 de febrero todos o casi todos los responsables políticos que no habían sido
secuestrados por Tejero -dirigentes de partidos, senadores, presidentes y diputados
autonómicos, gobernadores civiles, alcaldes y concejales- se limitaron a aguardar el
desenlace de los acontecimientos, y algunos se escondieron o escaparon o intentaron
escapar al extranjero; salvo el diario El País -que sacó una edición especial a las diez de la
noche- y Diario 16 -que la sacó a las doce-, apenas hubo un solo medio de comunicación
que saliera en defensa de la democracia; salvo la Unión Sindical de Policías y el PSUC, el
partido comunista catalán, apenas hubo una sola organización política o social que emitiera
una nota de protesta y, cuando algún sindicato discutió la posibilidad de movilizar a sus
afiliados, fue de inmediato disuadido de hacerlo con el argumento de que cualquier
manifestación podía provocar nuevos movimientos militares. Por lo demás, aquella tarde la memoria de la guerra encerró a la gente en su casa, paralizó el país, lo silenció: nadie
ofreció la menor resistencia al golpe y todo el mundo acogió el secuestro del Congreso y la
toma de Valencia por los tanques con humores que variaban desde el terror a la euforia
pasando por la apatía, pero con idéntica pasividad. Ésa fue la respuesta popular al golpe:
ninguna. Mucho me temo que, además de no ser una respuesta lucida, no fuera una
respuesta decente: aunque en aquellos momentos la consigna propagada por la Zarzuela y
el gobierno provisional era mantener la serenidad y actuar como si nada hubiese ocurrido,
el hecho es que había ocurrido algo y que nadie o casi nadie les dijo desde el primer
momento a los golpistas que la sociedad no aprobaba aquel desafuero. Nadie o casi nadie
se lo dijo, lo que obliga a preguntarse si habían cometido un error Armada, Milans y Tejero
al imaginar que el país estaba maduro para el golpe, y al suponer que, en el caso de que
éste hubiese conseguido su objetivo, la mayoría lo hubiese aceptado con menos
resignación que alivio. También obliga a preguntarse si los diputados que el 23 de febrero
se escondieron bajo sus escaños no encarnaban mejor la voluntad popular que quienes no
se escondieron. En fin: quizá sea una exageración decir que en el invierno de 1981
Santiago Carrillo y Adolfo Suárez no representaban a nadie, pero a juzgar por lo ocurrido
en la tarde del 23 de febrero no se diría que representaran a mucha gente."

Anónimo dijo...

No quiero hacerme pesado y juro que no intervendré más sobre esta cuestión, pero creo, por ejemplo, que ningunear a las 50.000 personas que pasaron por el Tribunal de Orden Público y restarles el protagonismo que tuvieron en la transición es más que injusto.

Mycroft dijo...

Esas 50.000 personas tienen su papel, tienen su heroismo, pero su influencia en el panorama general de la mayoría silente de millones de "franquistas sociologicos" o simplemente de personas humanas con sus debilidades humanas, no es demasiada.

De todas formas, comprendo su punto de vista. En un tanto ventajista hablar de las componendas de entonces. Pero entonces había que crear un nuevo sistema si o si, y aún así las fuerzas de la inercia tuvieron una voz importante, pese a la (tímida) ansia de libertad. Ahora, sería deseable refundar el sistema, pero es posible continuar con el antiguo porque cumple con los mínimos de democracia formal, así que subestimar a la inercia como fuerza paralizante sería un error.
Un partido que gana una mano, no está por cambiar las reglas del juego. Un partido que no la gana, no tiene poder para cambiarlas.
Como digo, son dos momentos incomparables, pero incluso comparándolos, las dificultades de entonces para cambiar nos ayudan a comprender las de hoy.

Mycroft dijo...

Por cierto, al final Cercas le da la razón a usted alacantí, pero es casi trampa, porque el final del libro acaba siendo la típica y manida glorificación del padre y sus valores, y petición de perdón por la rebelión edípica de la adolescencia. Muy Auster, pero en clave historica.
Por otra parte cercas se gusta demasiado a si mismo, y no me acaba de convencer.
Ojo, yo nunca he negado la necesidad del pacto, simplemente revelo las traiciones y contradicciones del mismo.