lunes, 20 de diciembre de 2010

¿ Comunitat ? ¿ Valenciana ?

¿ Cual es el problema esencial de la Comunitat Valenciana ? Pues quizás ya sea para empezar simbólico y casi etimológico. ¿ Estamos seguros de ser una "comunidad" en el sentido estricto del término ? ¿ Y nos sentimos amparados bajo el término "Valenciana" ?

Ya habrán ustedes reparado en el hecho de que mientras un sevillano y un almeriense son andaluces o un señor de Girona y otro de Barcelona son catalanes, los pertenecientes a la Comunitat Valenciana acabamos por recibir el nombre de la capital de nuestra Comunidad. Si a eso le unimos el hecho de que la bandera de la comunitat quedó definida en la Transición ( Tras el movidón de la Batalla de Valencia y la "Guerra de las Banderas) como la que se consideraba propia de la ciudad de Valencia, podemos concluir que la Comunitat ha sido incapaz de conceptualizar un símbolo supra-regional al que un señor de Orihuela y otro de Nules pueda acogerse de manera natural e intuitiva. Posiblemente tres ciudadanos de Alicante, Valencia y Castellón se sientan más cómodos siendo llamados los tres españoles que valencianos. (Otra Comunidad que presenta un problema similar sería Murcia que no deja de ser una Comunidad creada desde el hinterland de la ciudad de Murcia y que los cartageneros tampoco acaban de asimilar de forma adecuada)

Esto como comprenderán no tiene a priori ningún impacto en nuestra vida cotidiana pero si las naciones -- que no los Estados -- no dejan de ser constructos simbólicos si que se genera una pertenencia que acusa un déficit identitario y que a la postre acaba por determinar lo siguiente:

-- Cierta indolencia y desafecto hacia la política en general y ciertas instituciones en particular que no se perciben como propias.

-- Ante la anemia identitaria, acaban por promulgarse mentalidades "Anti" para definirse frente al resto más que de reivindicación propia. Es el fermento ideal para el Anticatalanismo valenciano, el "Puta Valencia" alicantino (Coreado por décadas junto al "Hijos de Puta Canal Nou" en el climax de las Fogueres de Sant Joan) y el feroz antivalencianismo castellonés.

-- Castración de cualquier acción colectiva en un sentido político o de partido. Al no existir una componente de reivindicación efectiva, todas las estructuras políticas acaban en la Comunitat Valenciana para ser fagocitadas por estructuras políticas nacionales que acaban porno defender unos intereses estrictamente valencianos, ser víctimas de un sucursalismo alarmante o ambas

Estos factores acaban por crear un entorno ideal para que acabe triunfando la política más cínica, populista (Las 3 Fs: Fallas, Futbol y Foterisme) y desvergonzada y se obvian aquellas agendas cimentadas en una concepción más comunitaria y más social. Como bien apunta Alacantì, al final acabamos convirtiéndonos en el campo de cultivo ideal para el neoliberalismo, el desarraigo político, el provincianismo, el sucursalismo y la debacle de las políticas más sociales y comunitarias. La semana pasada me preguntaba: "Whats going on ?" Pues para mí, esto es lo que hay.

4 comentarios:

Mycroft dijo...

Se me va a hacer usted fusteriano. Esa es una de las ideas fuerza de Nosaltres el Valencians.
Pero a pesar de ser parte de la verdad, no es toda la verdad, me temo. No se deje seducir por un fuster que fue el susurro constante de cierta izquierda ilusa de los 70-80. Fuster se equivocó en todo lo importante. Sobredimensionó cuestiones como el agrarismo de la burguesía, esbozó atractivas explicaciones de "superestructuras" históricas (con su avispada explicación de la no integración territorial y desafecto interprovincial que se remonta a mucho antes y es más profunda en el tiempo que la batallita de Valencia), y acabó diciendo tonterías que suenan a boutade: "El país valencià serà de esquerres o no serà".
Nuestro particular Hari Seldon, mejor cogerlo con pinzas del filtro para marxismo con coderas.

El fenómeno anti es curioso, en Madrid o en Cataluña, no tienen plena conciencia de ello. En Valencia tampoco. Y más allá del ruido y la tonteria de la transición, a una gran mayoría de Valencianos se la sudaba la franja azul (et altri), que no tiene ningún sentido. Y mientras haya un puta catalunya o un puta Valencia, ni corredor mediterraneo, ni Banca fusionada de la Comunitat, ni fesols ni naps.

Si el "puta valencia" o el equivalente castellonense jamás ha cuajado en un secesionismo serio, sino en un sarampión comprensible pero inútil, es por la falta de alternativas. Como proyecto común la comunitat es un absurdo, dividido, metamorfoseado, con almas castellanohablantes y valencianohablantes, con siglos de despreocupación por forjar vinculos comunes, de olvido por parte del centro de que se da por supuesto que el centro es el todo.

Pero ¿la alternativa? ¿Castellón como playa de Aragón? ¿Els Ports y el Maestrazgo como la marca sur de Catalunya?
¿Una región murcianoalicantina? Estamos juntos en un proyecto absurdo, como demuestra en cierto modo a su pesar Fuster, pero insoslayable.

Por otra parte yo si creo que se ha forjado una cierta identidad, ya sabe, el valencian dream, y que el PP ha sido el gran demiurgo. Si analiza el nuevo estatut campista verá indicios de como se trata de construir una mitología, en base a los engendros de la transición, con su centro espiritual en el monasterio ese de la Valldigna, cito textualmente, "templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia". Un Montserrat para unos valencianos en construcción. La fundación Jaume II, entre otras, además de colocadero y sumidero de subvenciones, es una sección de agit prop especialmente vinculada a ese intento de construcción cultural nacional.

Estamos hablando de artistas de primer nivel en operaciones de este tipo: Barberá extirpó el tumor anticlerical del blasquismo para acabar nutriéndose de su poso.

A la postre es un poco paradójico ese análisis que algunos, como usted y yo, hacemos del sucursalismo y meninfotisme. Señalamos el cáncer, pero nos negamos a llevar al enfermo a oncología. Somos meninfots como todos los demás, hacer política sería mancharse las manos...

Aunque hoy hacer política se hace imposible.

La cuadratura del círculo, en esas estamos.

Paolo2000 dijo...

Estoy de acuerdo. Fuster señala y resalta algunos temas pero no llega a plantear el problema de forma ambiciosa y profunda aunque al menos reconoce con humildad que ese libro no debería haberlo escrito un diletante como él... Y efectivamente el tema agrario y el de las "superestructuras" ha envejecido bastante mal pero aun así es un libro interesante que recomiendo leer a cualquier pobre infeliz como yo que pierda un mínimo de su tiempo en estas cosas...

El problema de la Comunitat Valenciana es que no es capaz de encajar una identidad histórica. Cataluña en un principio no dejaba de ser una irradiación de Barcelona que acaba por cuajar pero Valencia es incapaz de proyectarse territorialmente. Alicante de hecho muchas veces ha tenido una vertebración mayor con Madrid, que al fin y al cabo le otorga el título de capital de provincia. Valencia, la capital de lo regne, no logra seducir ni liderar su periferia y acabamos siendo un territorio desestructurado y amorfo... (Quizás la jugada la podrían haber rematado elaborando un nombre y unos símbolos que hubieran podido englobar la diversidad de la comunidad, país o región... pero fuimos incapaces...)

Esa desestructuración acaba desde mi punto de vista por conformar una anomalía a nivel sociopolítico que podría explicar la falta de raices de nuestros partidos y proyectos políticos y la ausencia de un horizonte de comunidad o colectivo...

Y lo que comenta usted del Valencian Dream, bien sabe Dios que yo suscribo su perspectiva totalmente pero me temo que esas visiones y espejismos campan a sus anchas en una región abonada para ello.

pS: También puntualizo que cuando hablo de los problemas esenciales de la comunitat. Me refiero a su esencia no a los problemas esenciales de los ciudadanos que son otros pero a la postre yo sí que veo una interconexion entre una manera de hacer política que cuaja y una manera partícular de entender la política por parte de la ciudadanía que la tolera. Y eso si que es esencial: deuda, barracones, pelotazo inmobiliario, hipereventos absurdos, gurtel... y eso sí que afecta a los ciudadanos, otra cosa es que les de igual...

Anónimo dijo...

Como no podía ser de otra manera, disiento, creo que Fuster apunta bastante bien algunas de las razones que explican buena parte de los problemas de los valencianos, aunque, claro está, pretender tomar Nosaltres els Valencians a modo de cosmología entraña sus riesgos.

En todo caso, sí es cierto que la personalidad valenciana se ha estructurado hacia afuera más que hacia adentro. No olvidemos que nuestro himno comienza con una declaración de principios muy clara:

Per ofrenar noves glòries a Espanya.

Yo, que soy un hombre bastante tranquilo, no tengo problemas para expresar mi valencianidad sin negar mi alicantinidad -voy apañado con ambas, como comprenderán-, así que creo que otros hombres y mujeres tranquilos de la Comunitat podrían hacerlo sin problemas.

La cuestión es si la sociedad valenciana se ha parado en algún momento a desarrollar un proyecto estructurado que los catalanes llamarían "de país". Es decir, si la sociedad valenciana ha hecho alguna vez el esfuerzo de calificarse como tal.

Me temo que no. Como dice Mycroft, los cleavages son de aúpa: lengua, símbolos, geografía física, culturas políticas -existen, aunque parezca que no-, modelos económicos, atracciones territoriales -Murcia, Aragón, Madrid.

Tampoco la verticalidad del territorio juega en nuestro favor, pero es que la relación con Madrid se ha puesto siempre por encima de los intercambios interiores. Y, por encima de ello, se ha dado protagonismo -inevitable?- a la centralidad de València como eje de la nada.

Pensemos en la comunicación ferroviaria, en la distribución de los aeropuertos, en la red de carreteras interiores. Nada apunta a una vertebración del territorio, ni meditada, ni arbitraria. Y todo apunta a una obsesiva fijación por la radialidad con Madrid.

En cualquier caso, dando por bueno el sueño valenciano, creo que sí existe espacio para la construcción de un mercado interior, de intereses comunes que hagan de la necesidad virtud y aprovechen las aparentes debilidades que tenemos como punto de partida.

Para que nos hagamos a la idea, Mercadona y sus productos Hacendado vertebran más que cualquier Conselleria de Territori.

Mycroft dijo...

Habría mucho que decir al respecto. El proyecto fusteriano es un proyecto excluyente para valencianohablantes y sus zonas de influencia, eso lo saben...

Ve en las incoropraciones tardías maniobras administrativas, adiciones de zonas todavía más catellanizantes (Requena et altri) una conspiración judeomasónica tremebunda del centro. Y viene a recomendar la amputación traumática de la comunitat castellana y la incorporación del resto al imaginarium catalán...

En cuanto a los esfuerzos de pp por construir identidad, casi simpatizo, casi mejor identidad sesgada que ninguna identidad...

Últimamente leo autores gallegos, Torrente Ballester, e identifico Galicia como alma gemela, periferia provincial marginada sin espíritu de autoafirmación fuerte, y con hermanos mayores próximos que acomplejan (Portugal, Catalunya). Un cierto fatalismo que se expresa de forma distinta pero es común. Saudade frente a sensualimo fallero que en realidad representa desconfianza en el futuro, y vivencia en el presente.

De hecho si algo creo que vertebra a España es el fatalismo (unamuniano, sobrio, trascendente, en Castilla, melancólico en Galicia, cínico en catalunya, desencantado en el norte, fallero y epicúreo en valencia, etc)