En una escena de una de mis peliculas favoritas de los últimos años: "Cloverfield" , uno de los protagonistas se cruza con un soldado al que le pregunta que demonios es ese monstruo que está arrasando la ciudad, a lo que el militar le espeta que no tiene ni idea, pero una cosa tiene clara: "Sea lo que sea esta cosa, va ganando".
Así nos sentimos algunos respecto a la crisis, ya no sabemos ante que nos encontramos, cuales son los orígenes, cual fue el diagnóstico, cual es el pronóstico, o si hay responsables pero lo que es obvio que sea lo que sea esta crisis, "va ganando".
El "bicho" que emergió en las costas americanas y tenía visos de ser un engendro autóctono de los Estados Unidos acabó propagándose por todo el mundo y mutando de forma diversa, siendo algunos países de Europa donde el monstruo ha experimentado las más virulentas mutaciones y donde los estragos son más patentes.
En España las consecuencias de su irrupción están siendo particularmente devastadores debido a nuestros propios desequilibrios nacionales que han permitido incubar una variante muy particular de monstruo. De hecho hace pocas semanas hasta casi tumba al propio gobierno que pensó que los esfuerzos dedicados para combatirlo no generarían tal presión sobre su credibilidad y solvencia.
Hasta ahora todo ha fallado y ya sólo nos queda el recurso final de la reforma laboral -- o de la legitimación de una mayor explotación y pérdida de derechos -- como arma definitiva para propiciar cierta recuperación y sostener un crecimiento aunque sea exiguo. Si ya sea vía concertación o decretazo el Gobierno no consigue establecer un estímulo aceptable y razonable en el moribundo mercado de trabajo, quizás debería rendirse a la evidencia de que es incapaz de contener al monstruo, y convocar elecciones generales.
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