Guillem Martínez

Unos cuantos en la blogocosa andamos bastante agitados con el redescubrimiento del escritor Guillem Martínez. ( Tal ha sido el revuelo que desde la clandestinidad nos estamos intercambiando sus descatalogados libros por correo, vigilen su buzón) Como recoge el Emperador de los Helados, todo empieza a través de un hilo del omnipresente Focoforo sobre Amenabar en el que se algunos se preguntaban como se podrían establecer consensos tan unánimes y sólidos sobre un director tan mediocre. Al parecer la respuesta nos la da Guillem Martínez con su concepto de la Cultura de la Transición (CT), una especie de subproducto derivado del cambio de régimen a finales de los años 70 y que a día de hoy sigue siendo el marco hegemónico de producción y distribución vertical de las ídeas en nuestro país.

Para reforzar su discurso, Guillem Martínez enfatiza mucho el concepto de marco de Lakoff con el cual ya hace tiempo les vengo amenzando con una serie de posts pero que no me arranco. Lakoff analiza la política norteamericana y viene a decir que la derecha y en particular la Neocon, son capaces de articular un discurso y una narrativa que la izquierda a la defensiva e intentando refutarla, acaba asumiendo como propia y por supuesto es permanentemente derrotada. Esta lógica aplicada a España vendría a decir que ZP intenta articular un discurso progresista pero con un lenguaje y un marco conservador que emana de la monopolística CT, heredera directa del Tardofranquismo Sí, efectivamente hay acentos y estilos distintos pero a la postre el marco fagocita cualquier atisbo de lenguaje propio. Esto es patente en política económica, territorial, fiscal, judicial, memoria histórica, política exterior, etc... Cualquier decisión contraria a los principios de la CT ha debido surgir a la defensiva y vencer las resistencias impuestas. Por supuesto las tímidas iniciativas del Gobierno ZP por salirse del guión CT fueron enseguida debidamente domesticadas y ahogadas, con alguna pequeña salvedad, hasta quedarse en simples ejercicios de estilo político. El fracaso de Zapatero finalmente puede resumirse desde esta óptica. La CT acaba por anular todas sus iniciativas progresistas (Economía social, España Plural, Alianza Civilizaciones, etc... ) para acabar haciéndole abrazar plenamente un discurso conservador ("Viva la Burbuja hasta que dure", España Parcheada, Colonialismo Multilateral etc..) con acentos y guños progresistas. Yo por supuesto no me voy a enarbolar ahora como "enfant terrible" de la Izquierda, hay muchas cosas con las que no estoy de acuerdo del discurso de izquierdas pero lo cierto es que ZP traiciona sus principios, quedándose en el envoltorio.

En nuestro país, la CT marca unas reglas del juego que los medios y partidos deben asumir como propias si no quieren correr el riesgo de ser "antisistema". Volvemos al sempiterno discurso de los españoles de bién y el resto de nacionalistas separatistas, gays, amorales, republicanos, comunistas, etc...La única bula dentro de este sistema es la llamada Cultura Brunete ejemplarizada con la facción más dura de la ultraderecha política y mediática, calificada magistralmente por Guillem Martínez como "el primo del Zumosol" de la CT que surge arrolladoramente y puede cuestionar absolutamente todo desde a las fuerzas del orden (11M) hasta los estamentos judiciales (Gürtel) y cuyo rol es básicamente acojonar a las clases medias. La CB por supuesto una vez el Estado sea desalojado de los molestos Okupas , es metido en un cajón hasta nueva orden.

Estoy haciendo una verdadera chapuza de intentar resumir las ídeas de este señor así que les invito a que lean sus entrevistas, repasen su abandonado blog o se hagan con alguno de sus libros.

PS: La mejor baza de Guillem Martínez quizás sea también haber señalado que el emperador está desnudo. La normalidad institucional no es tal sino una tutela del antiguo régimen. No es una idea novedosa pero sí un boceto de marco ( Y de marca: CT) donde poder articular un discurso deslegitimador del discurso conservador de ambos partidos sin caer en posicionamientos ideológicos inncesarios, ambos son CT. Ese trajín de titulares de periódicos, esa rivalidad futbolística no encierra ningún debate ideológico real ( ! Dalang !) y nos distorsiona de ejercer una ciudadanía activa y eficaz sobre lo que a algunos Españoles, no sé si de bién, nos importa e interesa.