domingo, 25 de octubre de 2009

Dietrología: Monstruos mediáticos (4)

El Caso Alcasser supone y un antes y un después en la historia de nuestro país y no lo es tanto por los tristes acontecimientos en sí que son de sobra conocidos sino por su impacto nivel mediático. Tras la cobertura de aquel suceso -- y en partícular la revolucionaria intervención de Nieves Herrero --, los ciudadanos empezarían a gradualmente a consumir la información de una forma muy distinta. La entrada de las televisiones privadas había ido suponiendo muy diversos cambios frente a la sobriedad del monopolio de TVE pero es a partir de este caso cuando se consagra la total y absoluta mercantilización de la información o lo que se ha venido en llamar el nacimiento de la "telebasura. Nada volvería a ser lo mismo. Todo estaba justificado por unos cuantos puntos de share. O si no que se lo digan al supuesto niño atrapado en un globo aerostático.

Pero este no sería el único monstruo que surgiría de aquel infausto suceso. La máxima expresión de la dimensión dietrológica del caso Alcasser se daría en 1997 con la creación de un programa diario en Canal 9 al que asistían con regularidad el padre de una de las víctimas y un criminologo (Que ya antes en el programa de Pepe Navarro "Esta noche cruzamos el Missipi" comenzó a darse cierta notoriedad con este mismo tema ) y consistía en un juicio paralelo al sumario de los tribunales, cuestionándolo en su totalidad y señalando la existencia de una conspiración para endosarle los asesinatos a unos delincuentes comunes que eran simples peones de las más altas instancias del Estado y de los poderes fácticos. En 2009, Fernando García, padre de las niñas, y el criminologo Juan Ignacio Blanco fueron condenados por calumnias. Los conductores del programa serían finalmente absueltos.

Cuando estaba leyendo el "Monstruo de Florencia" empezé a recordar como muchas de las acusaciones que se hacían eran similares a las que empezaron a gestarse en el caso Alcasser haciendo alusión a una conjura del Estado español al más alto nivel (Los nombres que se barajaron eran y siguen siendo alucinantes...). ¿ Cómo era posible que dos casos llegarán a las mismas conclusiones ? ¿ Reforzaba esto ambas hipótesis o por el contrario sacaban a la luz una fórmula mediática concreta de exponer y consumir la información ? (Un dilema similar se produce en la ufología donde se producen abducciones que siguen un patrón casi esquemático y algunos investigadores aluden a esta multirepetición como prueba irrefutable de que algo consistente está ocurriendo mientras que otros sociológos se limitan a señalar que se reproduce un meme al que los testigos pliegan sus testimonios de forma sistemática) Probablemente existe una paradigma dietrológico que puede servir de explicación para cualquier suceso y que no deja de ser fruto de unos media interesados a propagarlo por razones comerciales y/o políticas y unos ciudadanos proclives a consumirlo porque acaba por reforzar los mitos anteriormente expuestos sobre el Poder o refuerzan una determinada visión del mundo en un momento concreto.

Y de aquellos polvos estos lodos, años después pudimos asistir como el segundo mayor periódico del país somete al juicio sobre el 11M a una revisión dietrológica sin despeinarse o en estos precisos días vemos como el segundo partido político alega conjuras de los cuerpos de seguridad del Estado y de los tribunales para someterlos a una caza política sin aportar ni una sola prueba. Lo dietro vende periódicos, lo dietro puede ser útil.

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