Cuentan los rumores que el emporio Sinnamon está atravesando más que serias dificultades económicas, no es la primera vez que se escucha esto y más si cabe tras su política agresiva de los últimos años que le granjeó la enemistad de no pocos competidores, medios e incluso fans, pero parece que esta vez va en serio. Aparte de filtraciones varias como cartas anónimas de empleados, o fundadas sospechas de la retirada de Telefónica como sponsor de festivales, y eventos musicales, lo cierto es que a día de hoy ninguna de las páginas web de los festivales cabecera de Sinnamon como puede ser el Summercase o el Creamfields no presentan ninguna actualización, no se ha anunciado ningun grupo y mientras tanto otros como el FIB, BBK o el Primavera Sound (Que sí que es mas tempranero) ya estan confirmando grupos, fechas y cartel.
La historia de Sinnamon es curiosa. Surge como una pequeña empresa centrada en la música indie que poco a poco empieza a aglutinar iniciativas: Mond Bar, distribución de discos, club Razzmattaz, sello Sinammon y el gran salto a promotora musical que en un tiempo record se convierte en un referente ineludible organizando festivales por toda la geografía española y sufriendo acusaciones de contraprogramación de romper el mercado pagando cachés desproporcionados y de abusar del formato.
Verdaderamente la trayectoria de Sinnamon en los últimos años no estaba muy cerca de un romanticismo indie sino mas bién del modelo de expansión de una inmobiliaria que quiere salir a Bolsa o de una empresa de telecomunicaciones que a golpe de chequera había decidido establecer una posición dominante del mercado para en el cual, después, imponer sus condiciones
Posiblemente la estrategia de Sinnamon no estaba mal fundamentada. Tenía al Club Razzmatazz de Barcelona como fuente muy solvente de liquidez, la publicación de discos como apuesta de imagen y prestigio y los festivales de música como objetivo con el que organizar eventos incluso a nivel internacional. Es verdad que en el último años la empresa había llegado a cierto nivel de saturación y de competencia fraticida en el mercado que no auguraba nada bueno, pero todo apuntaba a que no auguraba nada nuevo sobre todo a sus competidores.
El problema sin embargo ha debido ser triple. Un proyecto de esta envergadura debía estar sujeto a una financiación generosa que ahora sencillamente ha desaparecido, por otro lado, mucho del apoyo privado e institucional se ha visto fuertemente reducido por razones obvias y finalmente, ante este contexto económico general, los Festivales de 150 € y copas a 7 € pueden llegar a parecer una opción no tan asequible para muchos .
Si finalmente se confirma la retirada de Sinnamon a sus cuarteles de Invierno (léase Razzmatazz), ¿ nos encontraremos a un caso aislado de ambición desmedida y mal calculada o supondrá el principio del fin de los Festivales como los conociamos ? La respuesta: proximamente, no lejos de sus casas, en algun descampado lleno de vasos de plástico.
2 comentarios:
Tampoco vendría mal una limpieza, o por lo menos empezar a aplicar más el sentido común, el tema de los festivales y como apuntas, el de tantas cosas se había ido convirtiendo en un verdadero despropósito; pero lo peor de todo es cuando ves venir la hostia a cámara lenta.
Creo que el paralelismo que utilizas es muy acertado, el virus se diversificó de tal modo que cualquiera sabe, y el caso español es muy particular (creo), cuando las cosas van bien se nos va la pelota, pero mucho.La pasta no importaba un carajo, nos convertimos en el país de la especulacón, metérsela al de al lado era moneda común, conseguimos la dudosa azaña de ser el país más farlopero del mundo , unos cracks. Hay buena parte de cultura social en la causa de muchos descalabros.
"Sera per diners", pues si, pues resulta que a la postre si que es por dinero pero porque despues de alguno de nuestros multiples pelotazos de despilfarro luego ya no queda...
De todas formas, yo rompo una lanza por Sinnamon porque creo que supo ofrecer festivales interesantes a buen precio aunque imagino que no lo hicieron por filantropia indie sino porque quisieron romper el mercado y sacar a sus competidores para establecerse en una especie de monopolio Ticketmaster en USA.
Pero finalmente unos margenes tan exiguos para tanta pasta en juego no han dado de si...
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