Todas las Navidades uno se ve atrapado en un fuego cruzado pseudo filosófico. Por un lado, el despligue institucional-familiar de Matrix que mayoritariamente te asalta con sus deseos de felicidad, paz y armonia ("Very nice, very nice/but maybe in the next world") y luego esta la "Resistance" que año tras año condena estas fechas como la máxima expresión del sistema capitalista, del consumismo y de la hipocresía. Estos son una clara minoría pero emiten inevitable y cícilicamente sus críticas con una gran vehemencia e intensidad.
De los primeros poco voy a decir que no haya sido dicho ya pero los segundos tienen un planteamiento no poco interesante. Esta última escuela se ubicaría en lo que Eloy Fernández Porta en su libro Homo Sampler denomina Cultura Ur-Pop y que se caracteriza por imaginar mitos primitivistas donde hubo un pre-momento caracterizado por la pureza y libre de las intoxicaciones contemporaneas. En este caso vendría a decir que hubo una era en la noche de los tiempos que este tipo de celebraciones, ancladas en la tradición pagana, estuvieron desligadas de lo que es consumir, comer y beber como locos aunque a otras escalas. Como se apunta en el libro, aplicado a otros campos como la musica, la literatura, etc..., Esta perspectiva esconde un cierto elitismo social que acaba siendo más elocuente sobre la idea que estas personas quieren proyectar estde si mismas que sobre el aspecto del mundo que pretenden criticar.
A mí, como siempre, en estas fechas, me invade el pragmatismo: regalos, días festivos, reencuentros deseados o no pero quizás necesarios, licencias para el exceso, etc... "Mmmm, mola".
Pasen ustedes unas Felices Fiestas!
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