Hace un par de días hice un post que tiene relación con lo que les quiero contar hoy pero me gustaría ir un poco más allá de la obsolescencia planificada y vincularlo con ciertos hábitos y patrones de consumo contemporáneos que al final forman parte de lo que podría llamarse hipercapitalismo global.
Para ilustrar mi empanada mental no se me ocurre nada mejor que recurrir a mis denostados bazares chinos, a los cuales no les tengo manía porque sean chinos ni mucho menos sino porque para mí representan y ejemplarizan esta forma de entender el capitalismo y el consumo tan perniciosa.
Como ya saben los bazares chinos son esos almacenes que están proliferando por nuestras ciudades y donde avispados comerciantes chinos se dedican a inundarlos con todo tipo de productos de calidad ínfima a precios extremadamente bajos y de procedencia en su mayoría de China. La oferta de estos establecimientos no es en absoluto especializada, se limitan a ser bazares donde ofrecer productos sin importar funcionamiento o calidad y sin necesidad de ofrecer gamas o alternativas o garantías de ningún tipo. Solo hay cosas. A veces llego a pensar que realmente no se trata de comercio sino de almacenes que ofrecen artículos sin ton ni son a precios ridículos.
¿Que tiene esto de malo? En principio nada, son negocios legítimos (Aunque se debería ver ciertas licencias horarias y para vender ciertos productos...) el problema surge cuando el consumidor medio español decide convertirlo en su lugar habitual de compra ¿ Por qué?
1) Está apoyando un tipo de comercio que es un circuito cerrado que no genera efectos de arrastre. Contenedores inmensos de productos anónimos llegan a nuestros mercados y se venden a muy bajo precio saltándose todas las redes de distribución.
2) Estamos premiando un tipo de comercio que no ofrece servicio ni valor añadido. Es un trágico ejemplo de empobrecimiento de la oferta. Sí, todo es más barato pero realmente a que precio.
3) Predominan productos de mala calidad que son reemplazados de nuevo por equivalentes igual de malos. Todo esto refuerza el ciclo de consumismo de productos importados de China y resiente ofertas similares de calidad superior con garantías y mayor ciclo de vida.
Y todo esto nos lleva a esa obsesión nacional por el precio: "Todo debe ser barato" y para que todo sea barato existe una receta perfecta:
1) Que todo se importe de países con bajos costes de mano de obra y llegue hasta nuestro mercado sin valor añadido alguno. (Zara importa gran parte de pero genera trabajo, monta locales, publicidad, diseño, etc... no conozco a nadie empleado en un bazar chino) ahondando en un acuciante déficit exterior. (Este sería una variante del modelo norteamericano que ellos se pueden permitir porque los chinos les financian la deuda para que sigan comprando: Chimerica)
2) Que los sueldos españoles sean muy bajos.
Y esa es la dirección que España está siguiendo acuciada más si cabe por la Depresión Económica. Quizás nos demos cuenta algún día que la prosperidad se mide porque las cosas sean caras ya que la gente cobra generosamente por su trabajo y esto nos lleva de nuevo al drama de la productividad en España.
Mucho se habló de milagro español en esta primera década del siglo XXI pero ahora ya sabemos todos que no fue más que un espejismo. Países como Francia, Alemania o Escandinavia pese a las dificultades muestran una economía sólida mientras que nuestro modelo especulador basado en crédito fácil y sueldos y productividad baja en el mejor de los casos se estanca para lustros o décadas.
Y volviendo al tema del consumo, no voy a ir a la gente con la que está cayendo con la monserga de que deben consumir de una manera u otra, bastante tenemos con llegar a fin de mes, pero creo que si se consiguiera despertar otra manera de consumir que lo hiciera en establecimientos más especializados, con productos más caros pero de mayor calidad y garantías, estaríamos contribuyendo a la recuperación de nuestra desahuciada economía.
Mientras tanto, algunos potentados en inmensas naves industriales perdidas por China, siguen contando euros y comprándose cochazos de alta gama, alemanes eso sí.
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