Bourguiba: casi 100 años de dignidad
Algo se mueve en el Magreb ¿ O no ? Esta es la pregunta clave que me hago ayer tras los últimos acontecimientos que han desembocado en la huida de Túnez de Ben Ali tras 23 años en el poder. Como ya les he contado alguna vez, hace más de una década yo viví un largo año en Túnez lo cual no me califica ni mucho menos para hablar con cierto crédito del país, más que nada porque mi percepción estaba muy, muy sesgada y desde la comunidad de ex-patriados era muy difícil tomarle el pulso al país pero intentaré resumir lo que muchos pensabamos de esta nación.
Túnez era una dictadura encubierta e implacable en la que a cambio de estabilidad social, ciertas concesiones democráticas y seguridad, una amplia mayoría de la población tunecina estaba dispuesta a sacrificar sus libertades individuales y colectivas. Ese era el gran pacto nacional y tenía además una razón de ser muy profunda: el contexto regional.
Túnez tiene 2 vecinos que echan para atrás. A Oriente el delirante régimen de Gaddafi y a Occidente, Argelia una democracia que ante la amenaza integrista se vió obligado el ejercito a intervenir y dar un golpe de estado que desembocó en una de las más cruentas guerras civiles que se han vivido en el final del siglo pasado. Este era el gran trauma de Túnez que de hecho en plenos años 80 debió hacer frente a una intentona golpista militar y purgar su ejército de ciertos elementos radicales. Este contexto le dió un gran cheque en blanco a Ben Ali que tras apartar a Bourguiba, el incontestable héroe nacional, con un ardid constitucional, se convirtió en el Todopoderoso y semi-vitalicio Presidente de la nación.
El Túnez que yo conocí era un estado amable de puertas para fuera pero bajo absoluto control policial. Siempre pongo el mismo ejemplo de la manipulación que se ejercía en el país. Túnez quería dar una imagen de integración de la mujer y para ello la mayoría de los policias que te sellaban en pasaporte en el aeropuerto eran mujeres y las que guardaban el tráfico en las grandes avenidas de la capital o de los centros turísticos también lo eran. Aparte de eso, ya jamás volvías a ver una mujer policia en todo el país. La intención era evidente: de cara al turismo dar una imagen de país moderado, que en el fondo lo era, pero sin dejar de ser una semi-democracia de un país musulman. (Algo parecido pasaba con el cine tunecino de cierto mensaje progresista y que se rodaba exclusivamente como producto de exportación propagandístico y para disfrute de intelectuales europeos)
Aparte de los exotismos comentados, insisto, Túnez era un país donde los partidos políticos, sindicatos, movimientos estudiantiles estaban totalmente intervenidos y bajo monitorización policial. Y esto creo que debe decirse, se hacía con el beneplacito de una amplia mayoría social que seguía aterrorizada por cómo había acabado el experimento democrático argelino.
De ahí mi sorpresa y mi reacción cínica al ver un alzamiento popular en una sociedad que siempre me pareció muy estancada en sus reivindicaciones y donde el regimen de Ben Ali controlaba prácticamente cualquier atisbo de movilización civil o colectiva. De hecho se me ocurren 2 hipótesis para explicar lo que ha ocurrido:
1) "La revolución de los jazmines": la penuria económica y el aligeramiento del lastre de la memoria histórica (Argelia) han impulsado un una revolución popular a la que se acaba por aliar el ejército y que obliga a Ben Alí a huir del país y que debería dar paso a un proceso de democratización genuina sin tutelas en los próximos meses.
2) Cinismo Conspiranoico: las élites tunecinas hartas de los desmanes de la familia Ben Alí y con la connivencia de la policia moviliza y capitaliza el descontento popular . Al presidente acorralado por presión popular, sólo tienen que darle el un susto "à la Ceaucescu" para obligarle a abandonar el país . A esta soterrada escenificación debería seguirle una nueva mascarada pseudo-democrática tutelada por el Poder. (Vamos, como la Transición española pero sin necesidad de llegar tan lejos que ya sabemos luego lo que pasa en estos países)
Posiblemente una mezcla de las dos puedan explicar en buena manera el fenómeno porque insisto Ben Alí no era el Shah de Persia sino que contaba con el apoyo de una base sociológica muy amplia. Además Ben Alí estuvo 23 años en el poder y conformó toda una estructura de poder político, policial y militar anidada en torno a él, y creo que todo este entramado no cabía en el avión que le ha llevado a Arabia Saudí.
Túnez era una dictadura encubierta e implacable en la que a cambio de estabilidad social, ciertas concesiones democráticas y seguridad, una amplia mayoría de la población tunecina estaba dispuesta a sacrificar sus libertades individuales y colectivas. Ese era el gran pacto nacional y tenía además una razón de ser muy profunda: el contexto regional.
Túnez tiene 2 vecinos que echan para atrás. A Oriente el delirante régimen de Gaddafi y a Occidente, Argelia una democracia que ante la amenaza integrista se vió obligado el ejercito a intervenir y dar un golpe de estado que desembocó en una de las más cruentas guerras civiles que se han vivido en el final del siglo pasado. Este era el gran trauma de Túnez que de hecho en plenos años 80 debió hacer frente a una intentona golpista militar y purgar su ejército de ciertos elementos radicales. Este contexto le dió un gran cheque en blanco a Ben Ali que tras apartar a Bourguiba, el incontestable héroe nacional, con un ardid constitucional, se convirtió en el Todopoderoso y semi-vitalicio Presidente de la nación.
El Túnez que yo conocí era un estado amable de puertas para fuera pero bajo absoluto control policial. Siempre pongo el mismo ejemplo de la manipulación que se ejercía en el país. Túnez quería dar una imagen de integración de la mujer y para ello la mayoría de los policias que te sellaban en pasaporte en el aeropuerto eran mujeres y las que guardaban el tráfico en las grandes avenidas de la capital o de los centros turísticos también lo eran. Aparte de eso, ya jamás volvías a ver una mujer policia en todo el país. La intención era evidente: de cara al turismo dar una imagen de país moderado, que en el fondo lo era, pero sin dejar de ser una semi-democracia de un país musulman. (Algo parecido pasaba con el cine tunecino de cierto mensaje progresista y que se rodaba exclusivamente como producto de exportación propagandístico y para disfrute de intelectuales europeos)
Aparte de los exotismos comentados, insisto, Túnez era un país donde los partidos políticos, sindicatos, movimientos estudiantiles estaban totalmente intervenidos y bajo monitorización policial. Y esto creo que debe decirse, se hacía con el beneplacito de una amplia mayoría social que seguía aterrorizada por cómo había acabado el experimento democrático argelino.
De ahí mi sorpresa y mi reacción cínica al ver un alzamiento popular en una sociedad que siempre me pareció muy estancada en sus reivindicaciones y donde el regimen de Ben Ali controlaba prácticamente cualquier atisbo de movilización civil o colectiva. De hecho se me ocurren 2 hipótesis para explicar lo que ha ocurrido:
1) "La revolución de los jazmines": la penuria económica y el aligeramiento del lastre de la memoria histórica (Argelia) han impulsado un una revolución popular a la que se acaba por aliar el ejército y que obliga a Ben Alí a huir del país y que debería dar paso a un proceso de democratización genuina sin tutelas en los próximos meses.
2) Cinismo Conspiranoico: las élites tunecinas hartas de los desmanes de la familia Ben Alí y con la connivencia de la policia moviliza y capitaliza el descontento popular . Al presidente acorralado por presión popular, sólo tienen que darle el un susto "à la Ceaucescu" para obligarle a abandonar el país . A esta soterrada escenificación debería seguirle una nueva mascarada pseudo-democrática tutelada por el Poder. (Vamos, como la Transición española pero sin necesidad de llegar tan lejos que ya sabemos luego lo que pasa en estos países)
Posiblemente una mezcla de las dos puedan explicar en buena manera el fenómeno porque insisto Ben Alí no era el Shah de Persia sino que contaba con el apoyo de una base sociológica muy amplia. Además Ben Alí estuvo 23 años en el poder y conformó toda una estructura de poder político, policial y militar anidada en torno a él, y creo que todo este entramado no cabía en el avión que le ha llevado a Arabia Saudí.
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