Por razones que se me escapan, a mi empresa ha llegado un curioso DVD de promoción de un nuevo proyecto de musical “ A quien le importa” que debe estar a la búsqueda de financiación o pre-producción antes de su estreno. Como se puede ver en la carátula, el musical está inspirado en la tan cacareada Movida de los 80 de la cual por respeto al lector, no nos vamos a extender en lo más mínimo.
Ya hemos hablado aquí alguna vez lo jugosa que es en términos mercadotécnicos la generación de los nacidos entre finales de los 60 y 70: jóvenes profesionales ( o recién despedidos) con poder adquisitivo de adulto pero hábitos de consumo cercanos a la adolescencia. Con este target de mercado, se ha sacado algun infeliz de la chistera, un temible musical que es posiblemente una de las formas más casposas y rancias de explotación. Cuando hablo de un musical, no nos referimos a maravillas como el Rocky Horror Picture Show u otros menos afortunados , pero que fueron concebidos como tales, sino al forzar una nueva extensión de un producto como, digamos, Titanic, El Señor de los Anillos o el cancionero de Mecano.
Ahora le ha tocado a una Movida ya afectada de quemaduras de tercer grado. Si este musical finalmente se estrena esto va a suponer su carbonización definitiva como referente sociocultural y musical. ¿Será Alaska cómplice de este desproposito? Lo dudo mucho. Ella siempre ha tenido el olfato y la dignidad de no querer convertirse en un fantoche de la industria de la nostalgia. Sus discos podrán gustar o no, pero se le debe reconocer que como artista que está en funcionamiento desde hace casi 30 años, siempre se ha preocupado de sacar material nuevo y no dedicarse a vivir de las rentas de hits legendarios que sí quizás le garantizarían un público más masivo pero también su inmediata fosilización.
Ya hemos hablado aquí alguna vez lo jugosa que es en términos mercadotécnicos la generación de los nacidos entre finales de los 60 y 70: jóvenes profesionales ( o recién despedidos) con poder adquisitivo de adulto pero hábitos de consumo cercanos a la adolescencia. Con este target de mercado, se ha sacado algun infeliz de la chistera, un temible musical que es posiblemente una de las formas más casposas y rancias de explotación. Cuando hablo de un musical, no nos referimos a maravillas como el Rocky Horror Picture Show u otros menos afortunados , pero que fueron concebidos como tales, sino al forzar una nueva extensión de un producto como, digamos, Titanic, El Señor de los Anillos o el cancionero de Mecano.
Ahora le ha tocado a una Movida ya afectada de quemaduras de tercer grado. Si este musical finalmente se estrena esto va a suponer su carbonización definitiva como referente sociocultural y musical. ¿Será Alaska cómplice de este desproposito? Lo dudo mucho. Ella siempre ha tenido el olfato y la dignidad de no querer convertirse en un fantoche de la industria de la nostalgia. Sus discos podrán gustar o no, pero se le debe reconocer que como artista que está en funcionamiento desde hace casi 30 años, siempre se ha preocupado de sacar material nuevo y no dedicarse a vivir de las rentas de hits legendarios que sí quizás le garantizarían un público más masivo pero también su inmediata fosilización.
2 comentarios:
Muy buen tributo para aquella muchachita de complicado peinado que cantó junto a los Pegamoides y luego con Dinarama. Hay una invitación directa para tí, pasea por Petardylandia si tienes un ratito de lugar. Saludos.
Nunca habia oido hablar de Alaska asi pero me gusta su definicion. Bienvenida tambien y saludos!
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