La hiper-densidad de poder institucional, empresarial y mediático de las capitales de Estado acaba creando un centro de gravedad permanente (Saludos a Battiato) del que no es fácil escapar. Antes, en tiempos pre-modernos, se hablaba de la Corte como ese entorno que rodeaba al poder y que generaba una especie de foro semi-oficial donde se dirimían buena parte de los asuntos de relevancia por los distintos poderes institucionales, fácticos o aspirantes a cualquiera de los anteriores . Es bastante más que simbólica, la importancia que juega el detentar el poder en la Comunidad o el Ayuntamiento de Madrid.
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Hoy buena parte de la Corte la conforma un entramado mediático afincado en Madrid con una fuerte propensión a asimilar, interpretar y producir información en clave regional pero para consumo nacional. No es raro ver como temas locales de Madrid acaban hinchándose de forma desproporcionada y otros temas de provincias son tratados y juzgados de forma periférica o secundaria.
Con toda la tormenta desatada a raiz de la trama de corrupción de Ayuntamientos y Gobiernos en manos del PP, no deja de llamar la atención que un tema como la corrupción de un Ayuntamiento de un pueblo en la Comunidad de Madrid hace unos años, acabe cobrando mayor relevancia que la implicación de la Generalitat Valenciana con una empresa fantasma que se dedica a organizar eventos en exclusiva para el PP. Ni que decir tiene que posiblemente las ramificaciones de la trama madrileña acaben salpicando a altas instancias, (De ahí la dimisión preventiva de algún Consejero Autonómico) pero a día de hoy se ciernen unas muy graves sospechas sobre la Generalitat Valenciana que hasta la misma semana pasada trabajaba de forma continua e intensa con una empresa imputada por tráfico de influencias y blanqueo de capitales.
Sin embargo seguimos hablando casi en exclusiva de Madrid. Esta óptica de los medios nacionales y la, ya tan insistida, manipulación interesada de los medios autonómicos juega a favor de un desaparecido Francisco Camps que entre inauguración e inauguración escurre el bulto y prepara una defensa o una salida digna. No lo tiene fácil con las facciones zaplanistas acechando pero con el foco de atención puesto en Madrid y sin una fuerte presión mediática es bastante probable que todo esto se cierre sin un coste político en forma de dimisiones y si me apuran sin un coste electoral. Ya sabemos la alta tolerancia que el electorado popular valenciano ha mostrado hasta ahora hacia casos como las imputaciones de Alperi o el "ejemplar" Fabra.
7 comentarios:
Ahora me viene a la cabeza nuestro taxista stalinista y cómo en quince minutos de trayecto se despechó a placer entre unos " a mí me suda la polla" que iba matizando conforme su discurso se envinagraba más y más.El nihilismo acomodado y el escepticismo militante de buena parte de la sociedad son corrientes cimentadas a base del " aquí nunca pasa nada", sobretodo si hablamos de pufos de miles de millones.
Pero que a nadie se le ocurra robar pizzas.
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/28/espana/1233123400.html
Provincias, eso queda lejos, los periodistas centrales solo ven lo que pasa debajo de sus ventanas, como las porteras...
Y luego esta la periferia de la periferia, que no es lo mismo que pase algo en Valencia o Sevilla que en Alicante o Cadiz. No hay nada como un poco de victimismo periferico...
Eso es cierto. Ahora estoy currando brevemente en Castellón, y la radical separación/olvido mutuo Valencia-Castellon es fuerte.
Nada de germanor ni cursiladas mediaticas.
Además, nada como ver una ciudad aparentemente más provinciana y menos cosmopolita para apreciar, no el relativo cosmopolitismo de tu propia urbe, sino precisamente aquello que tiene también de provinciano y estrecho de miras.
El delicado equilibrio entre lo local, y lo universal.
La verdad es que yo con valencia tengo una relacion odio-amor. Me explico. Como buen alicantino, me enseñaron a despreciarla como el injusto hermano mayor que nos maltrata y tal y tal y blah y blah (Justo lo mismo que los valencianos dicen e lso catalanes y los de Elche de nosotros)
Pero luego vivi alli 2 años y me parecio una ciudad de puta madre y que una de sus mayores virtudes era ese fragilismo equilibrio entre ciudad y pueblo grande/conurbacion de barrios...
Paolo, ha dado usted en el clavo.
No es lo mismo que pase algo en Valencia o Sevilla que en Alicante o Cádiz.
Doy fe por partida doble.
Y yo entiendo que esa optica centripeta (!) es normal pero a veces uno alucina. ¿ se imaginan que el nº 2 de Esperanza Aguirre a unas elecciones estuviera implicado en blanqueo de capitales la que se habria montado? Pues pasa en Galicia y parece hasta una cosa como de pueblo...
El guiño a Cadiz fue casual! O inconsciente porque mira que soy yo fan de esa provincia y ciudad...
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