miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cry, Argentina, Cry (1)

Soy consciente de lo irritante que puede sonar este post. Uno pasa unos días en Argentina y se cree con derecho a pontificar sobre la realidad del país. Si aquí en la Madre Patria no nos aclaramos con nuestras miserias, ¿qué puede decir un ignorante gallego sobre la compleja situación del país argentino? No creo que sea mi caso pero no son pocas las veces que el extraño, ese extranjero del que hablaba George Simmel,  es capaz de tomar distancia y emitir un juicio más desapasionado sobre la realidad que los propios implicados. Déjenme intentarlo.

Argentina como país está viviendo una etapa particularmente intensa. Si Alemania casi un siglo después  todavía vive obsesionada con el trauma de la hiperinflación de los años 20, ¿qué no le pasará a Argentina de hoy en día respecto a su famoso corralito del año 2001?

Cuando mencionamos "corralito" a todo el mundo le viene a la cabeza las imágenes de la gente agolpándose en los bancos tratando de sacar un dinero que había quedado atrapado por orden sumaria del Gobierno de entonces. Pero ¿entendemos por qué se produjo aquel desastre absoluto? ¿Qué es lo que llevó a tener que tomar esa medida tan drástica? Les advierto que quizás identifiquen algunos  rasgos que puede que les sean familiares.

En la década de los 90, un crecido Menem decide aplicar la ortodoxia política económica del FMI y decide liberalizar la economía, emprender una privatización masiva de servicios e incluso da el drástico paso de establecer una paridad con el dolar norteamericano lo cual le lleva a sacrificar cualquier política monetaria a cambio de obtener un marco propicio para la inversión.

Lo que se suponía iba a impulsar a la economía argentina a la estratosfera condujo a una perdida absoluta de competitividad internacional (El Dolar se revalorizó de manera extraordinaria en plena expansión Clinton de la economía USA), a una venta a precios de saldo de industrias estratégicas (YPF,¿Les suena?) y a un desequilibrio absoluto de la balanza comercial. 

Y llegó el momento que la situación ya era insostenible. El banco central argentino arruinado no podía garantizar la convertibilidad Peso Argentino - Dolar y a fin de evitar la fuga de capital ante la inminente devaluación que se avecinaba al romperse la paridad se tuvo que tomar la drástica medida de restringir las retiradas de efectivos y las transferencias al exterior y que finalmente desembocaría en la pesificación de los activos en dolares lo cual llevaría a millones de argentinos a ver sus ahorros, en  primer lugar,  retenidos y  finalmente depauperados.

¿Les suena todo esto de un país que vincula su moneda a una divisa fuera de su control lo cual le conduce a la postre a unos desequilibrios inasumibles? Sí, y si alguna vez se planteara la salida del Euro de cualquier país de la Zona, no duden que la primera medida sería la de establecer un corralito para frenar la fuga masiva de depósitos y activos que intentarían en vano evitar la devaluación. No se sorprendan si el capital extranjero sigue saliendo de países como Grecia, España o Portugal. Por no hablar de los colchones...

Y mañana les cuento como ese trauma del sueño de la liberalización económica crea monstruos que a día de hoy siguen campando a sus anchas.


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