Tanta brasa con que ZP quería rendir al Estado ante ETA y romper España y al final va a resultar que ETA abandonó la violencia con Zapatero en el Gobierno y ahora Rajoy puede pasar a la historia por tener que lidiar con la secesión de Cataluña.
¿Cómo hemos llegado a esta situación en la que parece que Cataluña se eche al monte? Pues bien, es que realmente la reivindicación independentista catalana nunca ha dejado de estar ahí. Sin embargo la combinación de humillación de tener que pedir un rescate a un gobierno central al que se tiene la percepción de soportar fiscalmente ha acabado por provocar esta espantá que todo sea dicho tiene más de desahogo emocional colectivo que de proyecto indepentista. Creo que la mayor parte del pueblo catalán será consciente de que iniciar un proceso de secesión es políticamente inviable y sólo podría impulsarse a través de una campaña de desobediencia institucional. Al final los maximalismos se dejarán atrás y se renegociara un pacto fiscal más ventajoso para Cataluña, y vuelta a empezar.
¿O no? Espero no equivocarme porque la independencia de Cataluña supondría probablemente que tanto los catalanes como España pasaríamos ambos a ser protectorados de Bruselas. El colapso económico estaría garantizado. España perdería una de sus regiones más dinámicas y Cataluña sufriría un inmediato boycott económico e institucional que despedazaría su ya maltrecha economía. Pero ya sabemos que las decisiones no son racionales y sí, ¿por qué no?, no debemos descartar llegar a cagarla del todo.
Aun así, como me lamentaba antes en Tardes de Birres, entiendo y comparto cierto sentimiento de hastío entre los catalanes. Entre el pogromo mediático convenientemente jaleado por el PP y la pésima gestión de Zapatero de las expectativas nacionalistas catalanas (Con la inestimable colaboración del tahúr Maragall) se ha creado un genuino sentimiento de desafección con una España que es incapaz de seducir e integrar las aspiraciones mayoritarias de los catalanes (¿Qué fue de aquella feliz idea de la España Plural?) Y me da pena. No tanto porque no pueda concebir a una Cataluña independiente sino porque nos vemos obligados a constatar el continuado fracaso de cierta idea de España. Y podremos echarles la culpa a los pérfidos vascos y catalanes pero quizás algo mal habremos hecho el resto.
1 comentario:
Estoy leyendo el acoso de las fantasías de Zizek, y su reflexión sobre ciertos mecanismos psicológicos de masas, especialmente relativos al nacionalismo, me han dejado K.O.
a ver si hago un corta pega un día...
Publicar un comentario