Ya lo dije en un anterior post incluso antes de su dimisión. No creo necesario seguir dando la brasa con Camps. Su figura está políticamente carbonizada y amortizada. Sin embargo su legado permanece. En una semana aciaga para los intereses valencianos hemos visto como Bancaja se diluía en Bankia y hemos asistido al bochorno de ver como un impotente Consejo de la CAM incapaz de ni siquiera formular un plan de viabilidad, reclamaba la intervención del Estado con el consiguiente despido de toda la cúpula directiva. Este 2011 pasará a la historia no tanto por la dimisión de Camps que ya es anecdótica sino por la extinción de cualquier poder financiero valenciano que ahora reside en Madrid. Y es triste que para muchos de nosotros eso sea hasta un alivio. La autonomía financiera es para los que la merecen y nuestros políticos, banqueros y empresarios han demostrado hasta al hartazgo que son incapaces no ya de gestionar un contexto difícil sino encontrar salidas honrosas que permitan cierto timón. Esta es la constatación oficial que los valencianos no somos de fiar.
Y de propina este soberbio artículo: "Autopsia".
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