El bueno de Paul Krugman lleva unos días dandole la vuelta a los problemas de España. A este paso nuestro país va a convertirse en objeto de sesudas tesis de la teoría económica junto a fenómenos de rimbombante nombre como el "milagro alemán" o la "decada perdida japonesa". El Nobel de Economía tras examinar diversos datos ha llegado a la conclusión que el problema de España se puede resumir en la siguiente gráfica.
En ella pueden ver que sirviendo como referencia los costes laborales por unidad de Alemania y España en el año 2000, éstos en Alemania han bajado progresivamente durante casi toda la decada mientras que en España han aumentado cerca de un 28 %.
El dato invita a la reflexión. Antes de nada aclarar que el dato no se debe equiparar directamente con la evolución de salarios que aunque han subido en estos años no lo han hecho en esa proporción tan salvaje. Lo que esta estadística quiere decir es que nuestra productividad se ha despeñado. La masa salarial, nuestros sueldos, ha aumentado por encima de nuestra capacidad de aumentar la producción y la productividad por ende.
Y señores con la productividad no se juega. Este desastre es sin duda lo que Krugman señala como el factor que mejor explica la sangría laboral española y sus terribles consecuencias. En plena borrachera burbujística , la economía creaba empleo para suplir la demanda nunca satisfecha basada en un crédito ilimitado pero cuando se produce el pinchazo cae a plomo, llevando al colapso a nuestro mercado laboral. Ante la imposibilidad de bajar los salarios, nuestro sistema se convierte en una máquina de generar paro y si a eso le sumamos el corsé del Euro y la imposibilidad de devaluar la divisa, nos encontramos ante lo que ya algunos llaman "La tormenta perfecta".
En temas de productividad, ya lo hemos comentado alguna vez, se suele caer en el tópico del trabajador vago. Nada más alejado de la realidad. La productividad se obtiene a través de una mejor organización y de inversión genuina en innovación tecnológica (Me niego a escupirles lo del I+D, palabra ya devaluada hasta el agotamiento) y esto es patrimonio de una clase empresarial que, anestesiada, junto al Gobierno, en el éter burbujístico, se dedicaron a vivir de las acomodadas rentas que generaba un esquema insostenible.
Innecesario Post Scriptum: ¿ Y la solución cual sería ? Pues aguantar el tipo, purgar nuestro sistema productivo, aplicar una política de contención salarial y postular por una devaluación del Euro que acomode a los países que menor competitividad mostramos. Y por supuesto no olvidarnos de la principal causa de todo esto que no es otra sino el maldito ladrillo y proceder a rescatar los activos inmobiliarios con el ya inevitable Bad Bank.
En ella pueden ver que sirviendo como referencia los costes laborales por unidad de Alemania y España en el año 2000, éstos en Alemania han bajado progresivamente durante casi toda la decada mientras que en España han aumentado cerca de un 28 %.
El dato invita a la reflexión. Antes de nada aclarar que el dato no se debe equiparar directamente con la evolución de salarios que aunque han subido en estos años no lo han hecho en esa proporción tan salvaje. Lo que esta estadística quiere decir es que nuestra productividad se ha despeñado. La masa salarial, nuestros sueldos, ha aumentado por encima de nuestra capacidad de aumentar la producción y la productividad por ende.
Y señores con la productividad no se juega. Este desastre es sin duda lo que Krugman señala como el factor que mejor explica la sangría laboral española y sus terribles consecuencias. En plena borrachera burbujística , la economía creaba empleo para suplir la demanda nunca satisfecha basada en un crédito ilimitado pero cuando se produce el pinchazo cae a plomo, llevando al colapso a nuestro mercado laboral. Ante la imposibilidad de bajar los salarios, nuestro sistema se convierte en una máquina de generar paro y si a eso le sumamos el corsé del Euro y la imposibilidad de devaluar la divisa, nos encontramos ante lo que ya algunos llaman "La tormenta perfecta".
En temas de productividad, ya lo hemos comentado alguna vez, se suele caer en el tópico del trabajador vago. Nada más alejado de la realidad. La productividad se obtiene a través de una mejor organización y de inversión genuina en innovación tecnológica (Me niego a escupirles lo del I+D, palabra ya devaluada hasta el agotamiento) y esto es patrimonio de una clase empresarial que, anestesiada, junto al Gobierno, en el éter burbujístico, se dedicaron a vivir de las acomodadas rentas que generaba un esquema insostenible.
Innecesario Post Scriptum: ¿ Y la solución cual sería ? Pues aguantar el tipo, purgar nuestro sistema productivo, aplicar una política de contención salarial y postular por una devaluación del Euro que acomode a los países que menor competitividad mostramos. Y por supuesto no olvidarnos de la principal causa de todo esto que no es otra sino el maldito ladrillo y proceder a rescatar los activos inmobiliarios con el ya inevitable Bad Bank.
3 comentarios:
En realidad, salirse del euro es una posibilidad que no parece tan utópica. El sueño europeo puede convertirse en pesadilla.
Lo cual arrojaría una inquietante consecuencia: España desde 1812, no encaja entre los patrones históricos y económicos de los vecinos europeos: siempre a contracorriente, siempre reajustándose, siempre peculiar y absurda a los ojos del resto de la manada. No somos contemporáneos, pero, y eso es lo más terrible, tampoco tenemos nuestra propia vía.
Yo a veces me entran arrebatos weberianos mecanicistas. Quizás el capitalismo solo puede funcionar en los paises de tradición y cultura protestante aunque como bien dices hay excepciones católicas como el Modelo Superyoistico Italiano donde han hecho virtud de la necesidad y han sabido establecerse en el mercado global. No es ese el caso de España.
Ni muuucho menos, aunque los italianos son... igual de "alpargateros" o más que nosotros. No sé si me explico.
Muy bueno el artículo, Pablo
Publicar un comentario