No mandamos ayer a nuestro evento a luchar contra los elementos y una tarde verdaderamente de perros no acompañó precisamente a la asistencia, pero aún así unos cuantos se aventuraron a acudir a la convocatoria. Nuestro agradecimiento por su presencia y esperamos que disfrutaran. Y lo más positivo: no conocíamos de nada a las personas que entraron a ver la película así que por lo menos podemos aventurar que genuinamente les interesó la propuesta.
Y de propina les dejo aquí el texto que me había currado para el programa de mano que por razones logísticas no pudo ser impreso en el hipotético programa de mano :
Night of the Creeps: El terror llamaba a tu videoclub
Los canales de distribución de la cultura condicionan tanto a los creadores como a los consumidores . En los años 80, cuando los videoclubs dominaban la tierra, se creó una boyante industria de producciones de bajo coste, muchas veces lanzadas exclusivamente para disfrute doméstico, y enfocadas al consumo inmediato adolescente.
Esta oferta sería recibida con entusiasmo por unos espectadores que engullían con avidez todo tipo de géneros: bélico, artes marciales, comedias, destape y/o, por supuesto, pornografía.
El género de terror sería sin duda uno de los más prolíficos y que mayor acogida tendrían entre la chavalería que en los estantes de videoclub encontraban todo tipo de barbaridades y extravagancias en formato VHS: Sagas Exploitation como "Viernes 13, remakes locos de películas de los 50, gore con ínfulas de autor o el non-plus-ultra los delirios de la Troma.
La mayoría de los títulos compartían un enfoque bastante desvergonzado donde chapoteaban erotismo, violencia gráfica y muchísimo cachondeo. Posiblemente los años 80 nos dieron mucho del cine de subgénero más divertido y descerebrado de todos los tiempos. Todo aquello tendrá su fin en los más solemnes años 90 cuando el propio espectador muta y empieza a buscar otro tipo de sensaciones. Posiblemente nada será lo mismo después de Pulp Fiction.
En esta tesitura "Night of the creeps" destaca como una de las cimas indiscutibles de este delirio ochentero. Sólo en su inicio ya deja bien claro de forma literal su deuda con el cine de serie B de ciencia ficción de los años 50 pero sólo para pisar el acelerador y revolucionar lo que podría ser la clásica historia de invasión extraterrestre en un despiporre donde se mezclan ardores juveniles, la cruel cadena alimentaria del high school norteamericano y unos entrañables parásitos alienígenas que esta vez no son metáfora ni de comunismo ni conformismo sino puro pretexto para el jolgorio.
Hasta la próxima, permanezcan en sintonía, porque seguiremos incordiando.
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