Si se fijan en la noticia que hay encima del sonriente Zigic podrán llegar a dos conclusiones. La primera es de nuevo que nos encontramos ante un caso aislado, una manzana podrida por la que no se puede ni se debe juzgar a todo un partido político, o por el contrario, somos espectadores , de nuevo, ante el enésimo síntoma de una particular forma de entender el poder y la política en la Comunidad valenciana regidos por la corrupción, el neocaciquismo, las guerras de clanes y el matonismo político ?
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A mí me pasa como al protagonista, caracterizado por Merl Gibson, de la película "Señales" que ante ciertas señales, no sabe si ve coincidencias o milagros. Yo veo milagros pero no píos sino verdaderos milagros económicos para unos cuantos.
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