En la obra más popular de esta celebración de lo zombi que estamos viviendo a los muertos vivientes se les llama acertadamente "Caminantes". A todos se nos viene a la cabeza los vistosos ataques en modo horda de estas simpáticas criaturas pero a la larga sabemos que, cuando ya hayan devorado a todos, su destino colectivo será vagabundear sin rumbo y sin destino alguno. Este tedio putrefacto puede que sea el subtexto más terrorífico y más vigente de la amenaza zombi.
Hoy España se parece mucho a uno de estos "caminantes". El brote empezó en 2007 en un sector financiero que expuesto ante el pinchazo de una descomunal burbuja decide refinanciar a las cientos de empresas promotoras a las que les había prestado dinero. Son los tiempos del aterrizaje suave. Nada hacía presagiar el crash que se avecinaba.
Pero la cosa se complica. La debacle de Lehman Brothers supone la parálisis inmediata de la circulación del crédito lo cual tiene un efecto devastador en una economía española abolutamente dependiente de la financiación exterior. En cuestión de meses las otrora todopoderosas inmobiliarias se convierten en caminantes. No venden un solo piso, deben miles de millones de euros, pero no cierran. Sus acreedores les permiten refinanciar la deuda. Comienzan su pesarosa marcha hacia adelante.
Los bancos y cajas de ahorros empiezan a comprobar como gran parte de sus carteras se empiezan a descomponer de forma espectacular ante el alza de la mora. Y es en ese preciso instante, cuando se produce el contagio al sector financiero que cobardemente en vez de reconocer miles de millones en pérdidas opta por esconder sus activos gangrenados (Créditos Promotor, empresas promotoras participadas, etc...) en sus balances. Ya no prestan dinero porque no pueden, se limitan a eso, a caminar sin rumbo alguno.
¿Cómo solucionar esto? Pues el Gobierno español decide reorganizar el sector financiero para que las entidades sanas se hagan cargo de aquellas infectadas. No parece una mala idea pero recientes acontecimientos nos demuestran que estas medidas acaban por acelerar la propagación de la epidemia. Las entidades infectadas no sólo no se recuperan sino que contagian a las supuestamente sanas.
Y ya llegamos al episodio final. El Estado Español ha intentado a través de mecanismos como el FROB de contener la epidemia. Ahora incluso se pone sobre la mesa el estado de cuarentena nacional a través del llamado "Banco Malo" pero nada de eso funciona. El incidente Bankia demuestra a ojos de la comunidad internacional que la situación ya no es manejable y se requiere una intervención internacional. Existe riesgo de que la epidemia se extienda a toda Europa.
El 9 de Junio se articula un gran préstamo europeo para sanear la banca española canalizado por el Estado Español a través del FROB. ¿No estamos simplemente refinanciando una deuda sin entrar todavía a la solución del problema? ¿Se convierte el Estado Español en otro caminante? ¿De verdad vamos a volver a darles dinero a los bancos sin más? Y no, no me refiero a los bonus de los directivos que son el chocolate del loro sino a lo que van a hacer con sus carteras nauseabundas.
España no necesita más financiación para seguir "caminando". Lo que necesita reconocer el avanzado estado de descomposición:
1. El sector inmobiliario y financiero español está quebrado. Hay miles de millones que no se pueden devolver. Los acreedores internacionales deben asumir sus quitas y renegociar -- que no refinanciar -- la deuda.
2. Outlet Inmobiliario: Cualquier entidad que reciba un solo euro de financiación debe activar un programa de liquidación de activos inmobiliarios a precio de mercado. (Quizás se empiecen con descuentos del 80 % que luego quizás si la demanda reacciona se corrijan)
Eso sería atacar el problema de base. El resto mucho me temo que no es más que unos cuantos pasos más hacia la sanitización definitiva ( Intervención ) y cordón sanitario (Salida del Euro)
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