En 2007 cuando se empezó a caer todo el tenderete, en un inusual arranque de lucidez me vino una frase para resumir toda la crisis que se avecinaba "Nos hemos gastado el dinero que no teníamos". Sigo pensando que a grosso modo es un diagnóstico válido y que nos sirve para replantear cual es el verdadero debate que deberíamos tener hoy en Europa.
Europa y sus bancos en una orgía de crédito fácil se endeudaron hasta las cejas. Países como Irlanda y España financiando una desaforada burbuja inmobiliaria y otros como Portugal, Grecia e Italia financiando un déficit público de Estados corruptos e ineficientes. Pero en realidad ningún país se salva de la quema. Bancos de todos los países quedan expuestos a la explosión de las hipotecas Subprime.
Y la economía se para. Y los bancos se quedan al borde del precipicio. Y los Estados los rescatan. Y a causa de ello, la confianza en la deuda pública de los países se resquebraja. Y comienzan los recortes y se agrava la crisis y la recuperación económica. El círculo vicioso.
Pero volvamos al punto de partida. Hay un dinero que tiene que ser devuelto. Y detrás de nuestras maltrechas cajas de ahorros y algún que otro banco valenciano hay unos bancos acreedores alemanes y franceses. El dilema es si esta deuda que nuestro sistema financiero no puede satisfacer debe ser asumida por mecanismos estatales nacionales, es decir, por nuestros impuestos o bien estos bancos deben asumir ellos mismos una quita. En un contexto donde los principios básicos de nuestro Estado del Bienestar se ven amenazados por la necesidad de apoyar y salvar a buena parte de nuestro sector financiero, creo que urge plantear que se debe establecer una quita nacional a nuestra deuda privada y renegociar. Asumir el calendario de los acreedores del sector privado, no solo es inmoral sino contraproducente al medio plazo ya que nos condenará a una severa recesión. El Estado debe garantizar la salud de nuestro sistema financiero pero no a cualquier coste ni de manera absolutamente unilateral. Los bancos europeos deben formar parte de la solución y no sólo limitarse a exigir su libra de carne. A corto plazo supondría un descalabro pero a medio y largo plazo, permitiría una recuperación mas rápida y más digna.
NOTA: No reclamo que la Deuda Pública no cumpla sus compromisos sino que el sector financiero privado español y su rescate sea compartido con los acreedores y no sólo se cebe en nuestros impuestos añadiendo una presión financiera extrema sobre nuestros presupuestos y desviando recursos esenciales para nuestros ciudadanos.
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