miércoles, 2 de mayo de 2012

A favor del copago



No, no busquen un banner de la Comunidad de Madrid. No estoy a sueldo de Esperanza Aguirre (Aunque estaría dispuesto a escuchar ofertas)  ni mucho menos pero lo cierto es que estoy a favor del copago pero no del copago sanitario sino del copago universal. Me explico.

Los presupuestos generales se articulan para cubrir las distintas necesidades del Estado y la Sociedad. Hace siglos los Estados o las autoridades cobraban de forma matona tributos a cambio de una importante capacidad de coerción. Con el paso del tiempo la fórmula se fue refinando y empezó a quedar meridianamente claro que para cobrar más impuestos era necesario dar ciertos servicios a cambio. Había nacido el germen de lo que sería el actual Estado del Bienestar o lo que vaya quedando de él. Nosotros pagamos impuestos y el Estado nos proporciona un marco jurídico, seguridad, educación, sanidad y redistribuye la renta a fin de garantizar una mayor estabilidad social. Esto no es que se haga tampoco por filantropía sino que proporciona un clima de libertad y paz social que permite un crecimiento y un desarrollo adecuado del Capital.

¿Pero en que se debe gastar el dinero el Estado? No vamos a abrir ese debate que ya se pueden imaginar que es infinito. En fin, el caso es que un Gobierno elegido en las urnas decidirá en que se gasta el Estado sus recursos a través de unos presupuestos que descontentarán a todos por igual. A algunos nos parecerá que la partida de Defensa es un disparate, que la de la Sanidad Pública es insostenible o como es posible que se subvencione al cine español, que se construya un aeropuerto en Castellón o un embalse en Extremadura. 

Esas partidas de gasto público suelen también materializarse en unos servicios ya sean netamente públicos o privados con financiación pública de los que nos beneficiamos todos y a los que muchas veces nos piden una contrapartida por su uso. El copago o repago ya es una realidad en las tasas administrativas que pagamos, en las matrículas de las universidades,  en el desembolso que hacemos por algunos medicamentos o en el pago de transportes públicos. Y ¿Por qué estoy a favor de que esos mecanismos se generalicen?

1) Considero que hay muchas partidas necesarias pero con las que uno puede estar de acuerdo o no ser beneficiario. Es decir, hay millones de personas que no tienen un coche y parte de sus impuestos sirven para construir carreteras de alta velocidad. O bien hay gente que no coge nunca el metro pero sus impuestos son destinados a financiarlos. O gente con seguro privado que no usa la sanidad pública. Por esta razón considero que es fundamental corregir estas partidas con una implicación del usuario aunque sea simbólica. De esta manera nuestros impuestos estarán siendo redistribuidos de una manera más equitativa y en función del uso que se hacen y no exclusivamente de los niveles de renta. (IRPF)

2) En Marketing se viene estudiando desde hace un tiempo la diferencia brutal que existe en la demanda de un servicio entre si es gratuito o cuesta algo, aunque sea un poco. Los resultados están a la vista y el marketing "freemium" es una de las estrategias ganadoras a la hora de captar nuevos clientes. Pero si analizamos ese fenómeno a la inversa, llegaremos a la conclusión que el acceso ilimitado a unos recursos sin ningún tipo de desembolso (Lo que se ha venido en llamar el "Gratis-Total") supone un muy mal estímulo para su optimización. En pocas palabras, la gente lo consume de una manera menos racional de la que se podría esperar.

Por supuestos esta generalización del "copago" debería verse acompañada de ciertas medidas:

1) Una reducción general del tipo de IRPF que sería compensada con los ingresos paralelos del copago y con una supuesta reducción de los gastos por las expectativas de moderación de los usuarios.

2) Deberían establecerse ciertos umbrales de renta que podrían estar exentos de copago para los colectivos más desfavorecidos o que necesitan un apoyo extra estratégico como los servicios relacionados con la natalidad.

3) Las cantidades a aportar deberían determinarse de manera proporcional al desembolso del servicio pero de una manera política y accesible al ciudadano independientemente de su nivel de renta.

En fin, pues eso, pueden soltar a los perros...


2 comentarios:

Elkiko dijo...

"Este chico habla muy bien..."

alex dijo...

El problema es que el principio de solidaridad se vendría abajo y las diferencias sociales aumentarían y se enquistarían hasta niveles indios. Aunque pensandolo bien, tal premisa que se fue a tomar viento hace eones.