Contra la Libertad

Desde la debacle progresista de los 70s y el rearme moral reaganiano hemos asistido a una devaluación absoluta del término "Libertad". Concepto que la Derecha más reaccionaria se lo ha apropiado sin ningún sonrojo para justificar sus más peregrinas iniciativas. Cualquier acción política que no encaje con sus intereses se convierte a una agresión a las libertades. Si se quieren prohibir los toros en Cataluña es una agresión a la libertad de disfrutar de una tradición, si se intenta regular la educación religiosa estamos ante una agresión a la libertad de los padres de educar a sus hijos, si se pacta una lengua vehicular en Cataluña se está atropellando los derechos de los padres de darles a sus hijos una enseñanaza en castellano...

Por todo eso estoy en contra de la libertad. La libertad es sólo reivindicable desde su supresión fundamental en regimenes totalitarios o dicatoriales. Una vez las libertades fundamentales están garantizadas (Libertad de Expresión, Asociación, Empresarial, Política, Religiosa...) el uso de este concepto suele ser absolutamente demagógico y tener más de Neolenguaje Orwelliano que de otra cosa.

La libertad en sí no es un valor necesariamente bueno o positivo. ¿Puedo ser libre de coger lo que me interese sin tener que pagar por ello ? ¿ O construirme un chalet en primera línea de playa ? ¿ Puedo en definitiva hacer lo que me salga de los cojones ? Evidentemente no, la libertad sin estar sujeta a un régimen de valores y a un acervo compartido puede ser algo pesadillesco y por esa razón debemos ponernos en guardia ante cualquiera que reivindique la libertad como principio de su acción. Posiblemente busque otorgarse asimismo la capacidad de hacer lo que le plazca buscando la bendición de la Diosa Democracia a la que tan falsamente idolatran.

Y sirva esto de aperitivo para mi próximo post sobre Esperanza Aguirre.