viernes, 13 de agosto de 2010

"Green Zone" : Modern Warfare


Saving Private Miller?


Paul Greengrass es uno de los directores más en forma de la actualidad. Su cine, lejos de efectismos o artificios formales, tiene una virtud principal: la intensidad "in your face". Ya sea reflejando el fanatismo de un kamikaze, la ansiedad de un secuestrado ("United 93" ) o los codazos de Bourne , cuando Greengrass rueda, la inmersión está asegurada y en su cine "inmersión" significa te metan subitamente la cabeza en un sucio lavabo lleno de agua fría.

Su última película "Green Zone" puede, no obstante, parecerles a mucho una bobada por culpa del obvio McUffin: " No había armas de destrucción masiva en Irak". Creo que a ningún europeo con un mínimo conocimiento de la realidad internacional le sorprendió que finalmente no encontrarán las dichosas armas pero si nos abstraemos como espectadores y convertimos esa obviedad no en una conclusión sino en una premisa y nos ponemos en la piel de un soldado americano que no puede no ya creer que no hubiera armas en Iraq sino que positivamente el Gobierno sabía que no existían, la película funciona.

De hecho, a mi modo de entender, "Green Zone" es un breve y espectacular tratado de como funciona la guerra moderna para los ejercitos de los países occidentales y en particular para Estados Unidos: Un enorme y gravoso despliegue logístico donde escépticos soldados pertrechados con la más desarrollada tecnología intentan dar caza a sombras con una legitimación moral más que cuestionable

Desde Vietnam la guerra convencional con las superpotencias occidentales ha quedado desterrada. Sí, Irán e Irak o Venezuela y Colombia podrían iniciar lo que siempre se ha entendido por una serie de combates entre ejércitos regulares pero algún eejercito puede enfrentarse a una coalición de fuerzas occidentales. Lo dudo mucho. Al enemigo no le queda más remedio que propiciar y conceder la ocupación e iniciar una guerrilla o insurgencia con el objetivo de acosar a las fuerzas militares y sacudir las opiniones públicas de los países invasores.

Al final las "crisis" se van sucediendo, los soldados vienen y van, las opiniones públicas se olvidan y las agendas de los países se cumplen en menor o mayor medida. Y mientras tanto la gran maquinaria militar americana con su enorme industria auxiliar de contratistas y sus correspondientes lobbys anidados en los centros de poder sigue adelante a cargo del erario público sin ser cuestionada. The show must go on !

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