Vía Alvy Singer descubro una muy interesante ponencia de John Tones y Kun sobre el auge de lo retro en nuestros tiempos. Como especialistas en la materia y siendoen el marco de la RetroEuskal , evento centrado en la cultura retrogamer, evidentemente hablan sobretodo de videojuegos, pero también de muchas más cosas como el celebre Nirvanazo ( Tones ) , las J'hayber y la importancia que sean vintage o que tipo de cine se emparenta exclusivamente con un buen matamarcianos. Insisto en que no se lo pierdan.
En uno de los fragmentos del vídeo, podrán ver a Kun bastante irritado al tener que argumentar y rebatir esa absurda tendencia, nacida de un complejo de inferioridad, de querer enmarcar a los videojuegos como una forma de arte que necesita justificarse asimisma. Lo peor es que muchas veces se intenta juzgar a un videojuego por canones injertados de otras disciplinas: que si los gráficos, que si el score, que si una cierta narrativa, que si una secuencia etc... Todos ellos individualmente pueden configurar algo que se entienda como arte, pero el juego en sí debería ser juzgado por sus cualidades de juego que no deja de ser la experiencia definitoria y esencial. Los juegos están hechos para ser jugados (2º Perogrullada de la semana ) y ese debería ser el baremo final con que ser juzgados.
Y si utilizamos esa vara de medir, el videojuego Left4Dead es una verdadera obra maestra. El plot a priori da que pensar que nos encontramos ante el clásico juego survival horror , donde se trata de sobrevivir a una apocalíptica invasión zombie o técnicamente de infectados que diría Enjuto. Pero Left4Dead no se trata de un juego de género cualquiera. Para empezar, es un juego plenamente cooperativo que alcanza todo su sentido siendo jugado en red, de hecho su versión off-line sólo se puede entender como tutorial. Existen 4 personajes que armados hasta los dientes deben hacerse paso en 4 escenarios. Suena algo limitado pero gracias a la constante interferencia de la inteligencia artificial que insidiosamente va reestructurando los elementos de juego tales como enemigos, armas, etc... asi como el dispar nivel de los jugadores que te vas encontrando y a los que te ves obligado a ayudar constantemente ( El individualismo en este juego es premiado con una grotesca muerte) , hacen que cada partida, de aproximadamente 50 minutos, sea única. No deja de ser cierto que existen otros juegos multijugador como el soberbio CoD4 que recrean esas mismas características incluso con mayor eficiencia y resolución técnica, pero, por ejemplo, a mi dicho juegaco (Porque no deja de serlo) en su modo on-line me retrotrae un frenético comecocos donde mueres cada minuto y medio, para resurgir hecho un berserker a vengarte de algún adolescente en Filipinas ...para volver a morir instantes después. Como chute de adrenalina no está nada mal y verte luego en los rankings on-line tiene su pique, pero para mí, como buen ex-jugador de rol, es una experiencia que no trasciende. (Que no trascendental)
Y ahí radica el gran triunfo del Left4Dead: preñar una jugabilidad frenética on-line de una narrativa con su básica estructura de planteamiento-huida/masacre-desenlace. Inspirándose en una atmósfera de serie B (Esas cortinillas, esos personajes, esos escenarios, esas frases, esos rolling credits, etc...) y en la fuerza de películas como "28 Días Después" y "El amanecer de los muertos" ( Snyder ) los estudios Valve recrean una pequeña maratón de supervivencia en la que se alcanza un climax de alta intensidad emocional (sic) . Suena ridículo pero como jugador uno se sorprende agitadísimo en las oleadas finales de zombies, gritándose sinsentidos a otros jugadores, mientras esperamos a ese barco que ridiculamente no llega, ese avión que no despega, etc... Uno no tiene la oportunidad de convertirse en Bruce Campbell todos los días, bueno gracias a L4D, ahora, sí.
1 comentario:
Enga... si solo hace falta ver como maltratas los mandos de tu xbox, los cuales no fueron creados para el tamaño de esos deditos que Dios te ha dado! Ahora eso si, para asirte a los cubalitros vienen de lujo, que para robarte uno hay que tener cinturon negro de judo.
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