miércoles, 7 de diciembre de 2011

La Europa de 2 velocidades: El Hércules como síntoma (II)


Vuelvo a recurrir al Hércules CF para ilustrar un nuevo dilema al que se enfrenta la economía española. Hace ya dos décadas, antes de la entrada del Euro, se abrió un debate en Europa sobre si debería existir un sistema a 2 velocidades. Por supuesto la reacción de todos los países periféricos fue que ninguno quería descolgarse del núcleo duro de la UE y se comprometieron a cumplir los criterios de Maastrich a fin de poder formar parte de la moneda única con las ventajas que todo aquello conllevaba: prestigio, acceso a financiación, pertenecer a una moneda solvente, poder exportar a los países de la zona euro de una manera no sujeta a vaivenes cambiarios, etc... Nadie en su sano juicio podía oponerse a formar parte del selecto club europeo. El Euro era incuestionablemente progreso y modernidad.

Ha tenido que llegar una crisis financiera tras un intenso proceso de expansión económica para demostrarnos que aquella integración en la Champions League europea tenía muchos más claroscuros que los que nuestra bienintencionada miopía quería ver. A toro pasado, parece que quizás aquella Europa de 2 velocidades hubiera sido un formato más sostenible con un núcleo de países centrales adaptando el Euro y el resto de países periféricos habiendo fijado tasas de cambio flotantes respecto a la moneda única pero lo dicho: era políticamente inconcebible.

Algo parecido pasa con el futbol. ¿Puede o debe renunciar un equipo a estar en Primera División? Volvemos al Hércules CF . En la temporada 2010/2011 el equipo alicantino sube a la máxima categoría para meses después descender arruinado, sin un proyecto deportivo y con una afición desmoralizada. ¿Quiere decir esto que debe renunciar un equipo modesto a subir a primera? No, en absoluto, pero quizás no es razonable que un club transforme a las primeras de cambio su estructura, se dedique a acometer inversiones que no les corresponden y que luego se transforman en deudas insoportables.

Ahora en pleno 2012 vuelve a surgir el ineludible debate de la Europa de 2 velocidades y nuestro inminente Presidente Rajoy ya se apresura que España debe estar en primera línea de esa Nueva Europa que Merkozy intentan alumbrar. ¿No nos estamos volviendo a equivocar?

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