Long Island Ice Tea Party
Si hubo un grupo de rock en mi instituto que realmente lo petara ese no fue otro que los Ramones. De hecho hace bien poco comentaba con un compañero de fatigas de aquellos ya lejanos años a caballo entre las décadas de los 80 y 90s que los de Queens habían tenido la habilidad de hacer converger a pijos, punkies, heavies, rockeros, makineros y demás tribus de barrio de una manera bastante única y excepcional.
Pero no pasaba lo mismo en otros lugares. Por ejemplo en USA los Ramones eran un muy minoritario grupo de culto que nunca logró despegar (Muy a su pesar como se puede ver en el documental "End of a Century") y en UK se los tomaban como una especie de broma con ese rollo de ir disfrazados y el fingir ser una banda callejera. Todo lo contrario que en España que su rollo "The Warriors" volvía loca a la muchachada. Bueno, eso y los anfetamínicos himnos. No era de extrañar que el grupo flipara cada vez que venía a España y reventaban plazas de toros.
Luego con la entrada del nuevo milenio vendría un enésimo revival "Ramonero" pero no ya de abajo a arriba sino de arriba a abajo. Es decir, la adopción de la iconografía rock por parte de la moda en su sempiterna busqueda de significancia y credibilidad no iba a dejar escapar a uno de los grupos con las imágenes más poderosas de todos los tiempos. El look "ramonero", sinónimo impostado de peligro urbano se había convertido en un inofensivo referente hipster. No me rasgo las vestiduras ni mi camiseta negra con el escudo del aguila. Si les hizo ganar algún royaltie, bien por ellos...
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