lunes, 8 de abril de 2013

España o el triste destino del Cerdo Tuerto




Buena noticia. Nuestra deuda a corto plazo comienza a manifestar una evolución más que favorable al bajar del umbral del 2%. Se ve que las desdichas de alumnos como Chipre o Portugal más que provocar el efecto contagio,  nos están haciendo buenos. En la Liga de los Cerdos Ciegos, el Tuerto es el Rey. Y ahora vendrán con los cánticos triunfales. Volverá a evocarse a la caprichosa Hada de la Confianza que va a hacernos recuperar la senda del crecimiento, un Arco-Iris que siempre se desvanece.

Que el Estado no se colapse es una muy buena noticia, eso significará que nuestra situación no se a va a agravar de manera dramática  pero nos hemos hartado de decir que el problema fundamental de España no es la deuda pública, la cual sigue por debajo de la media europea. Nuestro problema es la ausencia de crecimiento,  nuestra atroz falta de competitividad y una deuda privada inasumible. Nuestra economía se encuentra en Depresión y para sacarla se necesitan más medidas que contener el déficit. 

Necesitamos un Plan Marshall o una salida ordenada del Euro. Eso o nos quedan lustros de miseria, estancamiento, precarización  y falta de crecimiento. Un escenario al que  tanto Moncloa, Bruselas o Berlín no parecen tenerle mucho miedo y al que la ciudadanía ya parece resignada. No habrá rebelión en la granja.

Rajoy o la estrategia del ratero.


Mi propuesta para sustituir al juez Ruz.


Lo hemos visto en miles de telefilms y series norteramericanas. Cuando trincan a un delincuente, lo detienen, le leen sus derechos y lo meten en el cuartito este ya se sabe cual es su primera línea de defensa. Preguntar si está detenido, si es así, llamar a su abogado, acogerse a su derecho a permanecer en silencio y alardear de presunción de inocencia. Es normal. El criminal quiere salvar su cuello y sabe que se encuentra ante una Justicia lenta y burocrática (No lo critico, es bueno que sea así, la alternativa sería el linchamiento o la policía estalinista).

Pues bien esa es la política del Partido Popular ante el escándalo de que su Tesorero tenga millones en cuentas en Suiza y estuviera vinculado con una trama corrupta. No hacer declaraciones, permanecer en silencio, presumir de inocencia y escurrir el bulto. La estrategia del ratero. El objetivo es evidente: evitar desgastes innecesarios (El trauma diferido de Cospedal ha sido un punto y aparte), ganar tiempo judicialmente y esperar a que la gente olvide. ¿Funcionará? El tiempo lo dirá. Yo creo que al final tus votantes fieles, te van a acabar votando igual. Lo veo más una cuestión de decencia, ética y estética. 

Y ya lo dijo nada más y nada menos que el "Alma Mater" del Partido Popular, José María Aznar: "Los cargos deben acreditar algo más que su presunción de inocencia". Quizás se refería a los cargos que no sean del Partido Popular que ya sabemos,  que por definición, es incompatible con la corrupción.