lunes, 2 de abril de 2012

Malfunction


Y no, no hablo de mi blog. Aunque debería porque el mes pasado volví a igualar mi record de baja productividad con sólo 10 posts en todo el mes. Sí, sí, algo habrá que hacer. Pero mientras tanto sigamos con el lío.

Mucho del éxito de un partido o movimiento político depende de saber armar una narrativa, una representación de la realidad que encaje con sus intereses. Rajoy y su siempre solícito coro mediático se apresuraron a describir una España a la deriva en la que su principal problema no era la baja productividad, ni el desplome inmobiliario ni un déficit exterior galopante sino exclusivamente un señor llamado Zapatero. 

Y la jugada les salió redonda. Todo un país se cebó en la figura política de un Ex-Presidente que si bien podía tener toda la responsabilidad política de la crisis al no haber sabido combatirla, no era la esencia del problema. Esto fue algo que  la cicatera comunicación del PP se negó jamás ni siquiera a plantear. El diagnóstico de la crisis era ZP y la solución a la misma era que ZP desapareciera del poder y su partido perdiera las elecciones. En 2011 el PP arrasó en las Generales: Misión Cumplida.

Y ZP desaparece de escena. Y ¿Qué pasa? Pues que como era evidente el Milagro Rajoy no se materializa. Y no sólo eso sino que la crisis arrecia y el Gobierno decide poner en práctica e intensificar todas aquellas medidas que criticaron del anterior gobierno del PSOE: subidas de impuestos, abaratamiento del despido, recortes brutales... Y claro poco a poco ese discurso del PP se va desmoronando y comienzan a aparecer pantallazos como las andaluzas o molestos glitches... El Matrix Mediático-Ideológico (!Toma ya!) empieza a experimentar serios problemas para producir una realidad coherente a ojos de los votantes, de Bruselas e incluso de los mercados. 

Gobierno y PP deberían autoejecutarse un scandisk. Su falta de coherencia  y su extrema  arrogancia empiezan a pasarle factura. Rajoy ha conseguido acumular un desgaste que Aznar tardó 8 años en cosechar.  Y aunque quedan muchos años para las próximas Generales no se puede descartar que desde Bruselas obliguen a un formateo gubernamental en forma de intervención que supondría un largo y extenuante purgatorio para Partido y Gobierno pero sobretodo un castigo sin precedentes para la población española. 




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